La Unión Europea y Grecia comenzarán el lunes a deportar a migrantes, incluidos sirios, de las islas griegas y Turquía, bajo un acuerdo alcanzado hace dos semanas entre el gobierno de Turquía y la Unión Europea.
El acuerdo busca aliviar la crisis europea de migrantes, pero defensores de derechos humanos y de izquierda en Europa, rechazan el acuerdo diciendo que nace del temor a los extranjeros.
Nacionalistas y otros grupos en el continente, también condenan el pacto diciendo que se hace muy poco para detener el ingreso de migrantes, y que por el contrario abrirá nuevos caminos para que entren.
Como parte del convenio el gobierno turco recibirá más de $3.000 millones de dólares en ayuda, sus ciudadanos tendrán menos retricciones de visa para viajar a Europa y tendrá más posibilidades de ingresar a la Unión Europea.
Por cada refugiado sirio devuelto a Turquía, Ankara enviará un refugiado sirio a la Unión Europea para recibir asilo. Unos 2.300 funcionarios de inmigración y seguridad participarán en el operativo, pero aún no han llegado a Grecia, por lo que se cree que los primeros viajes serán mayormente simbólicos.
Con varias naciones europeas rechazando las propuestas de Alemania para reasentar a los migrantes y reforzando sus fronteras, el número de refugiados que están llegando a Grecia ha disminuido considerablemente, y menos de 5.000 se albergan en campamentos griegos actualmente.