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La buena causa de una diseñadora salvadoreña


La joven salvadoreña estadounidense, Johana Hernández, a base de empeño llegó con sus diseños a las pasarelas de París y sigue triunfando con la marca GLAUDI.
La joven salvadoreña estadounidense, Johana Hernández, a base de empeño llegó con sus diseños a las pasarelas de París y sigue triunfando con la marca GLAUDI.

Segura de su propio talento, trabajando a todas horas, y determinada a triunfar, la joven salvadoreña estadounidense, Johana Hernández, ha alcanzado sus metas mucho antes de lo imaginado.

Con apenas 33 años, la diseñadora de modas es una empresaria exitosa que está dejando su marca en las pasarelas de París.

“Es un sueño hecho realidad”, dice Hernández en entrevista con la Voz de América. “Ni sabía que yo era la primera salvadoreña en la historia del país que ha presentado en la semana de modas y no más como mujer, pero como salvadoreña fue un gran honor”.

Diseñadora salvadoreña con ambición y corazón
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Presentar su colección durante la semana de modas de París ha sido una gran aventura para la diseñadora que personalmente se dedica a cada aspecto de la promoción de sus creaciones, desde sesiones fotográficas con modelos de renombre y supervisar desfiles, hasta compartir sus colecciones de alta costura en las redes sociales.

“Me encanta inspirar a las mujeres a que realicen sus sueños y sepan que con la moda se pueden hacer muchas cosas. Yo soy como el hada madrina de todas mis clientas”, dice riendo.

La especialidad de Hernández es el diseño de vestidos de novia, aunque también elabora vestidos de noche, para quinceañeras, y en general, -dice-, para la mujer moderna.

“Me encanta diseñar vestidos femeninos, pero fuertes, coloridos, con mucha vida, porque mi colección es para una mujer que quiere vivir, que quiere disfrutar la vida”, afirma la diseñadora.

Dependiendo de la complejidad del diseño, elaborar sus vestidos puede tomarle entre tres a seis meses cada uno.

“Yo quiero representar la moda como una diseñadora perfeccionista, con talento. No nomás los europeos pueden hacer esto, puede hacerlo todo el mundo”, dijo.

Ayudando a los necesitados

Proveniente de un hogar humilde, Hernández nació y creció en la ciudad de Downey, en el área de Los Ángeles, California. Sus padres emigraron de El Salvador y trabajaron en fábricas de costura. De ahí surgió su interés en la industria de la ropa. Estudió y comenzó su carrera como diseñadora de moda a los 18 años, trabajando para grandes empresas que vendían sus colecciones en tiendas de lujo.

“Era como una máquina de diseño. Yo sentía que estaba perdiendo mi pasión por mi trabajo porque no tenía como algo con mucho propósito”, recordó.

Fue entonces cuando se le ocurrió lanzar su propia colección para recaudar fondos y realizar obras benéficas en El Salvador.

“Ayudamos a dos escuelas. Una que se llama Mined. Les trajimos computadoras porque los niños allí no pueden mirar el mundo, pero con las computadoras pueden mirar todo, y la otra ayudamos a construirla", explicó.

Además hizo donaciones al orfanato de Padre Vito Guarato, que acoge a niños que han sido abandonados debido a sus discapacidades físicas o intelectuales: “Es muy especial que podemos ayudarles con cosas básicas que ellos necesitan”.

La marca GLAUDI

La creación de su propia marca, GLAUDI, inspirada en el nombre de su madre Gladis, cuyo objetivo fue ayudar a niños pobres en El Salvador, le trajo grandes reconocimientos y la llevó a abrir su propia empresa y primera boutique en 2016.

“Cuando lancé mi colección, GLAUDI, empecé con Paulina Rubio, después Gloria Trevi, Anahí, Lucero todas las A-listers y fue como una gran bendición porque yo no las busqué, ellas me encontraron”, dijo.

Los diseños de Hernández son exitosos entre varias celebridades, y ahora espera causar sensación en Beverly Hills. La joven diseñadora abrió las puertas de su segunda boutique en diciembre de 2019 en una de las zonas más exclusivas del mundo.

“No lo puedo creer! En la esquina a un block (una cuadra) está Chanel y Rolex, Louboutin, todos y yo", comenta.

“Estar aquí es como que sí estoy haciendo una diferencia”, dice incrédula la joven diseñadora. “Me siento feliz de estar aquí y mirar que no hay muchos latinos aquí. Es muy importante para mí porque quiero que abrir puertas para otros que vengan acá. No solo diseñadores, pero abriendo otras empresas en un lugar como Beverly Hills”, concluye.

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