La petrolera estatal Pemex descartó que el incendio en su planta de gas cerca a la frontera entre México con Estados Unidos haya sido provocado, pues las investigaciones preliminares apuntan a que se trató de un “accidente inusual”.
La información fue confirmada en medio de una rueda de prensa por Juan José Suárez, director de Petróleos Mexicanos, quien agregó que con la ayuda de la fiscalía de México y de empresas internacionales, se analizará la información sobre el funcionamiento de la planta, que está grabada en equipos electrónicos.
Suárez expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y afirmó que les ofrecerá todo su apoyo, asegurándose de que la compañía y las empresas contratistas también se hagan cargo de las familias de los fallecidos.
El incendio, que causó la muerte de 26 personas, siete desapariciones y ocho heridos, se registró el martes en el Centro Receptor de Gas y Condensados, ubicado en el km 19 de la carretera que une a Reynosa con Monterrey.
Según testigos, se registraron al menos dos explosiones que destruyeron una parte de la central de medición de la planta, en la que se distribuye el gas natural obtenido de la Cuenca de Burgos, una zona que concentra gran parte de ese combustible en México y que además es muy conflictiva debido a la constante presencia de los carteles de la droga del Golfo y de Los Zetas.
Por causa del accidente, la Protección Civil de Tamaulipas pidió a la población que vive en un radio de unos cinco kilómetros de la planta, que evacúe la zona.
En las últimas horas, personal de Pemex, del Ejército, los bomberos y miembros de Protección Civil del estado de Tamaulipas, han trabajado en la estropeada planta de gas para controlar la situación.
El incendio del pasado martes es el más grave accidente registrado en las instalaciones de Pemex desde diciembre de 2010, cuando 29 personas murieron a causa de la explosión de un ducto.
La información fue confirmada en medio de una rueda de prensa por Juan José Suárez, director de Petróleos Mexicanos, quien agregó que con la ayuda de la fiscalía de México y de empresas internacionales, se analizará la información sobre el funcionamiento de la planta, que está grabada en equipos electrónicos.
Suárez expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y afirmó que les ofrecerá todo su apoyo, asegurándose de que la compañía y las empresas contratistas también se hagan cargo de las familias de los fallecidos.
El incendio, que causó la muerte de 26 personas, siete desapariciones y ocho heridos, se registró el martes en el Centro Receptor de Gas y Condensados, ubicado en el km 19 de la carretera que une a Reynosa con Monterrey.
Según testigos, se registraron al menos dos explosiones que destruyeron una parte de la central de medición de la planta, en la que se distribuye el gas natural obtenido de la Cuenca de Burgos, una zona que concentra gran parte de ese combustible en México y que además es muy conflictiva debido a la constante presencia de los carteles de la droga del Golfo y de Los Zetas.
Por causa del accidente, la Protección Civil de Tamaulipas pidió a la población que vive en un radio de unos cinco kilómetros de la planta, que evacúe la zona.
En las últimas horas, personal de Pemex, del Ejército, los bomberos y miembros de Protección Civil del estado de Tamaulipas, han trabajado en la estropeada planta de gas para controlar la situación.
El incendio del pasado martes es el más grave accidente registrado en las instalaciones de Pemex desde diciembre de 2010, cuando 29 personas murieron a causa de la explosión de un ducto.
