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Muere Paul Volcker, expresidente de la Reserva de EE.UU.


El ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, durante audiencias congresionales en 2010, cuando promovía una estricta normativa bancaria sobre el manejo de inversiones riesgosas.AP
El ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, durante audiencias congresionales en 2010, cuando promovía una estricta normativa bancaria sobre el manejo de inversiones riesgosas.AP

Paul Volcker, quien como presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos a inicios de la década de 1980 elevó las tasas de interés a niveles históricamente altos y desató una recesión tras registrarse una inflación de dos dígitos en Estados Unidos, ha fallecido, informó su oficina. Tenía 92 años.

Volcker asumió la dirección de la Reserva Federal, la versión estadounidense de un banco central, cuando la economía se hundía en una inflación galopante. Los precios al consumidor se dispararon un 13% en 1979, y de nuevo en el mismo porcentaje en 1980.

Trabajando arduamente para controlar los precios, Volcker aumentó las tasas de interés de 11 a un 20% a finales de 1980 para intentar desacelerar el crecimiento de la economía y de esa forma reducir la inflación.

Esas altas tasas de interés hicieron que para los consumidores y las empresas fuera tan caro pedir dinero prestado, que la economía rápidamente se desaceleró. En enero de 1980, había comenzado una recesión. Duró 18 meses y para noviembre y diciembre de 1982 había aumentado el desempleo a un 10,8%, el nivel más alto desde la Gran Depresión de la década de 1930.

En un comunicado emitido este lunes, el expresidente Jimmy Carter, quien seleccionó a Volcker para el cargo de presidente de la Reserva Federal, le recordó como “un gigante del servicio público”.

“Paul eran tan testarudo como era alto, y aunque algunas de sus políticas como presidente de la Reserva fueron políticamente costosas, fueron lo que debía hacerse”, afirmó Carter.

A inicios de los 1980, Volcker fue vilipendiado por haber desatado una recesión para frenar la inflación de precios galopante. Constructores de viviendas pusieron sellos de correo en ladrillos y vigas de madera de dos por cuatro pulgadas y las enviaron a la Reserva para protestar por cómo las altas tasas habían destrozado sus negocios.

Distribuidores de automóviles que se quedaron con lotes llenos de vehículos que no podían vender, hicieron lo mismo con las llaves. Se las enviaron a la Reserva. Agricultores enojados, lidiando con enormes deudas, condujeron sus tractores a Washington y bloquearon el acceso a la Reserva.

Con su actuación, Volcker implícitamente afianzó la independencia de la Reserva de la interferencia del público o los políticos. A lo largo de la historia, la Reserva ha sido vista como una institución que requiere operar independientemente para poder llevar a cabo su misión de aumentar el empleo y estabilizar los precios. En los últimos tres años, el president Trump ha puesto a prueba esa independencia con sus frecuentes ataques a la Reserva y con sus demandas para que reduzca las tasas de interés más agresivamente.

Durante el período de Volcker, los dolores de la recesión que él ocasionó, eventualmente produjeron los resultados deseados: la inflación retrocedió. Una vez se frenaron los precios, Volcker empezó a bajar los intereses y la economía resurgió con suficiente vigor para que el presidente Ronald Reagan declarara un “Amanecer en Estados Unidos”, mientras se encaminaba a una arrolladora reelección en las elecciones presidenciales de 1984. Volcker salió de la Reserva en 1987, siendo reemplazado por Alan Geenspan.

El triunfo de Volcker sobre la inflación ha recibido el crédito por el inicio de lo que los economistas han llamado la “Gran Moderación”, más de dos décadas de crecimiento económico estable, bajas tasas de desempleo y modestos aumentos de precios. La Gran Moderación llegó a su fin con la Gran Recesión de 2007-2009.

Volcker pasó la mayor parte de su carrera en el sector público, en el Departamento del Tesoro, el Banco de la Reserva Federal de Nueva York y la Junta Directiva de la Reserva Federal en Washington.

Un gigante de 6’7”, con sus trajes y camisas perennemente arrugados, Volcker prefería el tabaco barato y los trajes pasados de moda. John Connally, un elegante tejano que fue jefe de Volcker en el Tesoro a inicios de los 1970, en una ocasión lo amenazó con despedirlo si no se cortaba el cabello y no mejoraba su vestuario.

Tras dejar su puesto en la Reserva, se dedicó a investigar qué hicieron los bancos suizos con los fondos de las víctimas del Holocausto nazi durante y después de la Segunda Guerra Mundial.

Tras la crisis financiera del 2008,el presidente Barrack Obama lo reclutó como asesor económico. Volcker promovió las restricciones a la habilidad de los bancos para negociar en los mercados financieros con su propio dinero, en lugar de con el dinero de los depositantes, y para invertir en fondos de inversión.

Las regulaciones, conocidas como la “Normativa Volcker”, fueron incluídas en un amplio plan de reforma aprobado por el Congreso en el 2010. Volcker no era simpatizante de los grandes bancos, especialmente después de la crisis financiera, tras la cual los contribuyentes tuvieron que financiar un gigantesco plan de salvataje de los bancos. Rechazaba los argumentos de que una banca desregulada se merecía el crédito por introducir productos y servicios financieros innovadores.

Lo más innovador que había visto en mucho tiempo, solía decir, eran los cajeros automáticos.

Con información de AP

Serie especial de la Voz de América

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