A inicios de mayo, al presidente estadounidense, Donald Trump, le preguntaron durante una reunión virtual con ciudadanos en la cadena Fox News ¿cuándo el país dejaría de ser dependiente de fabricantes farmacéuticos extranjeros para el 94% de los antibióticos usados en el país?
“Creo que lo habremos logrado en un par de años”, respondió Trump. “Todo el mundo fabrica nuestros medicamentos, menos nosotros”.
Trump quizás fue muy optimista, pero reflejó una creciente preocupación entre los estadounidenses de que son sobre dependientes de empresas extranjeras para la mayoría de sus necesidades farmacéuticas.
El avance del COVID-19 y la presión sin precedentes que ha puesto sobre el sistema de salud estadounidense subraya la dependencia estratégica de Estados Unidos en fabricantes extranjeros de fármacos, particularmente de China.
China mantiene una posición clave en la industria mundial farmacéutica, la que produce ingredientes usados en la fabricación de medicamentos, y en la producción de suministros médicos como termómetros, mascarillas, guantes y batas.
El brote de coronavirus en Wuhan, China, provocó ansiedad entre los expertos de la industria médica que se preocuparon de que una escasez en los ingredientes médicos alteraría las cadenas de suministro y ocasionaría desabastecimiento de medicamentos en Estados Unidos.
Incentivos de Japón y Francia
Estados Unidos no está solo.
Muchos países occidentales, incluyendo Japón, Francia y Alemania, se percataron que la pandemia sacó a luz pública su dependencia en materiales médicos importados. A afectar la pandemia las cadenas de suministros, esos países han perdido su capacidad para producir incluso medicamentos básicos. Tambien existe una escasez de productos de protección médica.
El gobierno japonés ha tomado acciones. El primer ministro Zhinzo Abe anunció a inicios de abril que su gobierno proveerá 2 billones de dólares en subsidios para ayudar a las empresas japonesas a trasladar sus cadenas de suministros de regreso al Japón. El 12 de mayo, el gobierno anunció que está trabajando con 400 empresas locales para fomentar la producción doméstica.
Los medicamentos genéricos son uno de los campos más vulnerables. Casi todos los ingredientes farmacéuticos usados en Japón vienen de China y Corea del Sur. Asimismo, el 70 u 80 por ciento de las mascarillas, vienen de China.
En Europa, el presidente francés Emmanuel Macron, prometió una “independencia plena” para finales del año en la producción de mascarillas de protección para Francia. También subrayó la necesidad francesa de lograr la independencia en otros importantes suministros médicos.
Algunas empresas francesas ya han respondido. Entre ellas está la multinacional Sanofi, que prometió lanzar una nueva empresa basada en Europa para dejar de depender de los fabricantes asiáticos de ingredientes médicos.
Varias leyes en Estados Unidos
En los Estados Unidos, traer a casa las cadenas de suministros ha sido un tema político que por mucho tiempo ha estado en la agenda de Trump. El Congreso también está motivado a actuar.
“Estamos viendo por lo menos 10 proyectos de Ley para garantizar la seguridad de las cadenas de suministros médicos”, dijo Anna Ashton, directora de asuntos gubernamentales que el Consejo de Negocios Chino Estadounidense. “En todas nuestras conversaciones en el Capitolio estamos escuchando de que eso es una prioridad”.
Hay una variedad de propuestas que obligarían a la Administración Federal de Medicinas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) y al Departamento de Defensa a monitorear mejor la procedencia de los medicamentos.
La FDA no tiene actualmente información clara para rastrear las cantidades de medicamentos importados. En lugar, solo tiene información sobre la ubicación de las fábricas que producen los medicamentos usados en Estados Unidos. Según esa información, el 72 por ciento de los fabricantes de ingredientes farmacéuticos están en el extranjero. 13 por ciento de esos fabricantes están en China.
