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Por una relación más próxima y dinámica


El presidente fue recibido con todos los honores en Brasilia, escala inicial de su gira.
El presidente fue recibido con todos los honores en Brasilia, escala inicial de su gira.

Roberto Casín explora desde Miami la gira del presidente Barack Obama por tres países de América Latina.

Después de dos años de arduo trabajo en la Casa Blanca, lidiando con una agotadora agenda rebosada por los sobresaltos de la crisis económica, las reformas financieras, de salud, y dos guerras en el extranjero, el presidente Barack Obama emprende su primera gira latinoamericana.

¿Propósitos?, ¿metas? Algunos analistas creen que la visita tendrá sólo un alcance simbólico. Dicho en otras palabras, que de ella no se derivarán “grandes acuerdos”. Sin embargo, la Casa Blanca ha puesto en claro que el presidente está decidido a mostrar "la importancia vital” que tiene para EE.UU la región.

Los tres países incluidos en la gira son para Washington paradigmas de experiencias democráticas exitosas. Y específicamente dos de ellos, Chile y El Salvador, lograron sobreponerse a la violencia política para dar muestra de estabilidad y de una transición pacífica del poder entre partidos de derecha y de izquierda.

Además, el propio presidente Obama resaltó en un editorial en el diario USA Today el viernes "el crecimiento impresionante" de América Latina y el potencial que esto significa para la economía estadounidense.

"Mientras estos mercados crecen, lo hace también su demanda de bienes y servicios, unos bienes y servicios que yo, como presidente, quiero asegurar que sean hechos en EE.UU", dijo Obama en el editorial.

Y ese sin duda es uno de los objetivos básicos de su viaje, que tiene efecto en momentos en que el presidente viene promoviendo con insistencia las exportaciones como vía para crear empleos en el país.

A juicio de algunos expertos, Brasil podría jugar un rol fundamental en materia de seguridad energética para EE.UU., no ya como mero suministrador de petróleo, sino también de fuentes alternativas de energía.

El encuentro de Obama y la presidenta Dilma Rousseff debe contribuir a una reaproximación de los dos países, luego de diferencias que pesaron en las relaciones bilaterales los dos últimos años debido a desacuerdos sobre la presencia militar de EE.UU. en Colombia, el conflicto político en Honduras y a causa de los nexos de Brasil con Irán.

En Chile, ambas naciones suscribirían un acuerdo de cooperación nuclear y el presidente pronunciará un discurso en el que se espera que siente las bases una nueva relación con América Latina, en tanto que en El Salvador los temas preponderantes de la agenda serían la lucha contra el crimen organizado y la migración.

A la vista del gobierno de EE.UU. la clave del éxito del viaje podría descansar sobre dos pilares. Uno, que Obama ha insistido en que bajo su presidencia Washington no buscará dictar pautas para la región, y dos, en que según dijo hace poco el secretario de Estado adjunto para Asuntos Hemisféricos, Arturo Valenzuela, el presidente será recibido por una región "mucho menos polarizada" y con más "disposición a llegar a consensos" que en el pasado.

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