Más de 260 personas fallecieron tras el devastador terremoto de 7,5 el lunes en Pakistán que dejó 11 mil hogares en las ruinas. Fazal Subhan, un residente del pueblo de Shangla, se queja de que el gobierno no les ha provisto alimentos, medicina o refugios.
“No hemos recibido asistencia hasta el momento. Hemos estado en la intemperie porque no hay refugios para nosotros. Hasta el momento el cielo ha estado despejado, Dios no quiera llueve y nuestras condiciones empeorarían”.
Familias enteras incluyendo niños han tenido que pasar las noches en la calle con temperaturas congelantes.
La agencia de la ONU para la Infancia, UNICEF, advirtió que los niños en las zonas afectadas por el terremoto "se enfrentan a amenazas más graves como las condiciones extremas y la inseguridad en las comunidades que no reciben ayuda”.
Safdar Khan dice que no hay ropa para los niños, que su casa ha sido destruida y que todo está atrapado bajo los escombros. "Esperamos que el gobierno nos ayude, sino le pediremos a Dios que nos ayude”.
Pero la asistencia es mucho menor de lo que se necesita, la temporada de invierno se acerca y a muchos les preocupa que las temperaturas congelantes puedan provocar la muerte a las personas que lograron sobrevivir el sismo.