El presidente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, sostuvo el lunes que su país había resistido un intento de golpe de Estado coordinado después de los disturbios más violentos desde que la ex república soviética obtuvo la independencia.
Tokayev dijo que "quedó claro que el objetivo principal" de las protestas recientes "era socavar el orden constitucional y tomar el poder".
Tokayev habló en la cumbre virtual de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO, por sus siglas en inglés), una alianza militar intergubernamental euroasiática. El líder de la ex república soviética había pedido ayuda a Rusia y a su presidente, Vladimir Putin, para sofocar las manifestaciones. Moscú y varios otros miembros de la CSTO respondieron enviando tropas.
En un esfuerzo por detener las protestas, el presidente Tokayev emitió una orden de disparar a matar, lo que permitió a las fuerzas de seguridad abrir fuego contra los manifestantes sin previo aviso. Las protestas fueron provocadas por un aumento en el precio del combustible, pero crecieron por la insatisfacción con el gobierno autoritario del país.
Los medios estatales de Kazajistán informaron que 164 personas habían muerto en las protestas, pero el domingo se retractaron de esa cifra, culpando a un error técnico. El gobierno kazajo dijo el lunes que 8.000 personas fueron detenidas.
Las manifestaciones llevaron a Tokayev a destituir tanto a su gabinete como a su mentor, el expresidente Nursultan Nazarbayev, como jefe del consejo de seguridad del país. Nazarbayev había liderado a Kazajistán desde su independencia de la Unión Soviética en 1990 hasta 2019.
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