La ciudad de Berkeley, en California, se convirtió en la primera de EE.UU. en aprobar un impuesto a las sodas y refrescos.
Los 100.000 residentes de Berkeley aprobaron el martes la medida que necesitaba solo una simple mayoría y ganó por amplio margen.
Bajo la nueva ley, los distribuidores de refrescos y sodas pagarán un impuesto de un centavo por onza al fondo general de la Ciudad.
Una medida similar fue rechazada en San Francisco.
Los productores de sodas y refrescos gastaron más de 10 millones de dólares en ambas ciudades para derrotar las medidas.