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Reinician búsqueda de sobrevivientes en presa de Brasil


Esta foto aérea muestra a un vehículo en medio del lodo tras el derrumbe de una presa en Brumadinho, Brasil, el sábado 26 de enero del 2019.
Esta foto aérea muestra a un vehículo en medio del lodo tras el derrumbe de una presa en Brumadinho, Brasil, el sábado 26 de enero del 2019.

Las cuadrillas de rescate brasileñas regresaron el domingo al fangoso terreno para reanudar la búsqueda de cientos de personas desaparecidas luego de que una presa se desplomó y las operaciones se suspendieran varias horas ante el riesgo de que otra presa cediera.

El número de muertos confirmados aumentó a 58 mientras que unas 300 personas continúan desaparecidas a causa de la avalancha el viernes de desperdicios de mineral de hierro generados por una mina, informó la oficina de Defensa Civil en el estado de Minais Gerais.

Horas antes, las autoridades suspendieron las operaciones de búsqueda y evacuaron varios vecindarios en la ciudad de Brumandinho, en el sureste del país, que se encontraban dentro del alcance de la segunda presa B6, propiedad de la compañía minera brasileña Vale. Unas 24.000 personas recibieron la orden de reubicarse en terrenos elevados, pero por la tarde los ingenieros civiles señalaron que ya no había riesgo en la segunda presa.

“¡Salgan a buscarlos!”, gritó una mujer a los bomberos en las inmediaciones de un refugio instalado cerca de Brumandinho. “Podrían estar en los arbustos”.

Algunas zonas fangosas parecían estar secándose, lo que podría ayudar a los bomberos a acceder a zonas previamente inalcanzables. El domingo en la tarde llegaron más de 100 soldados israelíes y otro personal de rescate para integrarse el lunes a las labores de búsqueda.

Incluso antes de que se suspendieran brevemente las labores de rescate, la esperanza de que familiares y amigos hubieran sobrevivido al tsunami de desperdicios de mineral de hierro a causa del desplome del viernes comenzaba a transformarse en angustia e ira ante la creciente posibilidad de que muchos de los desaparecidos hayan fallecido.

Además se incrementaban la indignación hacia Vale y los interrogantes sobre la aparente falta de un sistema de alerta.

Caroline Steifeld, quien fue evacuada, dijo que escuchó sirenas de alerta el domingo, pero ninguna el día en que la presa se vino abajo.

“Sólo escuché gritos, personas pidiendo que saliéramos. Tuve que correr con mi familia hacia un terreno más elevado, pero no hubo ninguna sirena”, señaló. Añadió que uno de sus primos está entre los desaparecidos.

Varias personas más que fueron entrevistadas por The Associated Press hicieron denuncias similares. En un correo electrónico, Vale dijo a la AP que cuenta con ocho sirenas en el área, pero “la velocidad con la que ocurrieron los hechos imposibilitó activar la alarma” en la presa desplomada.

“Estoy furiosa. No hay forma de permanecer en calma”, dijo Sonia Fatima da Silva mientras trataba de conseguir información sobre su hijo, quien trabaja en la minera Vale desde hace 20 años. “Mi esperanza es que sean honestos. Quiero noticias, aunque sean malas”.

Da Silva dijo que la última vez que habló con su hijo fue antes de que se fuera a trabajar el viernes. Alrededor del mediodía se quebró el dique, soltando olas de lodo a kilómetros de distancia y sepultando todo a su paso.
Ella era una de las docenas de familiares en Brumadinho que esperaban desesperados por cualquier información sobre sus parientes.

Romeu Zema, gobernador del estado de Minas Gerais, dijo que por ahora la mayoría de los esfuerzos se concentrarán en recuperar cadáveres.
El río de lodo y desperdicios mineros llegó hasta la comunidad de Vila Ferteco y a una oficina administrativa de Vale que estaba ocupada. El sábado se asomaban techos debajo de un extenso campo de lodo, el cual también cortó caminos.

Algunas personas apenas lograron escapar con vida.

“Vi el lodo bajando por la colina, quebrando árboles mientras descendía. Había un ruido tremendo”, relató entre lágrimas Simone Pedrosa, del vecindario Parque Cachoeira, a 8 kilómetros (5 millas) de donde la presa cedió.

Pedrosa, de 45 años, y sus padres corrieron hacia su vehículo y condujeron hasta el punto más alto del vecindario.

“Si hubiéramos descendido hacia la otra dirección, habríamos muerto”, relató.

“No puedo sacar ese ruido de mi cabeza”, afirmó. “Es un trauma (...) nunca lo olvidaré”.

Veintitrés personas permanecen hospitalizadas, de acuerdo con el departamento de bomberos de Minas Gerais. El sábado temprano hubo algunas señales de aliento cuando las autoridades hallaron a otras 43 personas con vida.

Para muchos, la esperanza se estaba evaporando.

"No creo que esté vivo", dijo Joao Bosco, refiriéndose a su primo, Jorge Luis Ferreira, quien trabajaba para Vale. "En este momento, sólo puedo esperar un milagro".

Vanilza Sueli Oliveira describió la espera de las noticias sobre su sobrino como "angustiosa, enloquecedora".

"El tiempo está pasando", dijo ella. "Ya han pasado 24 horas... No quiero pensar que él está bajo el lodo".

Los ríos de desechos minerales también generaron temores de que se produzca una contaminación generalizada del medio ambiente.

Según el sitio web de Vale, el desperdicio se compone principalmente de arena y no es tóxico. Sin embargo, en un informe de las Naciones Unidas se afirma que los desechos de un desastre similar en 2015 “contenían niveles elevados de metales pesados tóxicos”.

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