Los programas de ayuda instalados para evitar que los soldados al regresar de la guerra se suiciden, han fracasado debido a que los veteranos de guerra no confían en que el ejército los pueda ayudar.
El coronel John Bradley, jefe de siquiatría del hospital del ejército Walter Reed en Washington, dijo en una conferencia que el problema es que estas personas al regresar a casa no piden ayuda, y el entrenamiento para prevenir los suicidios es un fracaso debido al personal no capacitado que imparte estos cursos.
El informe presentado en el Congreso, dice que entre el año 2005 y 2009, 1.100 hombres y mujeres militares se suicidaron, duplicando así la tasa de suicidios dentro del ejército.
“Hemos hecho todo lo correcto, pero a pesar de todo lo hecho las tasas de suicidio continúan aumentando, particularmente en los marines y el ejército”, informó el coronel Charles Hoge del Walter Reed.
Agregó dice además que las demandas físicas también pueden afectar la mente. Los soldados usualmente duermen entre 3 y 4 horas por la noche, sin descansar el cuerpo completamente.