La Casa Blanca confirmó que se trata del embajador John Christopher Stevens, quien aparentemente buscaba subir al techo del edificio del consulado con otros tres acompañantes, entre ellos el diplomático Shaun Smith, cuando murió asfixiado por el humo de los incendios provocados por los cohetes.
El embajador Stevens había acudido al consulado a tratar de ayudar en la evacuación del personal. Los manifestantes tenían armas de fuego y lanzacohetes, y protestaban furiosos por una película amateur colgada en internet en la que se ridiculiza al profeta Mahoma, la cual supuestamente fue producida en Estados Unidos.
"Condeno con firmeza el vergonzoso ataque a nuestro consultado en Bengasi, que tomó las vidas de cuatro estadounidenses, incluyendo al embajador Chris Stevens", señaló Obama en un comunicado divulgado por la Casa Blanca.
"He ordenado a mi administración que provean todos los recursos necesarios para apoyar la seguridad de nuestro personal en Libia, y aumentar la seguridad de nuestros puestos diplomáticos en todo el mundo", añadió.
La cadena CNN reportó que el Pentágono confirmó que un contingente de infantes de marina estadounidenses han sido enviados desde España a Libia para reforzar las instalaciones del consulado y la embajada en ese país.
Los infantes de marina dan seguridad interna a las instalaciones diplomáticas alrededor del mundo, aunque son las autoridades locales las que deben asegurar los alrededores externos de las mismas.
El ataque en Bengasi sucedió casi simultáneamente con los ataques en El Cairo, Egipto.
Stevens, de 52 años, era un diplomático de carrera que hablaba árabe y francés y había cumplido dos períodos diplomáticos en Libia, incluso la dirección de la oficina de Bengasi durante la revuelta contra Gadafi. El Senado lo había confirmado como embajador este año.
Antes del martes, cinco embajadores estadounidenses habían muerto en el cumplimiento del deber, según la oficina del historiador del Departamento de Estado. El último había sido Adolph Dubs en Afganistán en 1979.