¿Cómo queda el uribismo en el actual contexto electoral de Colombia?

El expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, habla durante una conferencia de prensa en Bogotá, Colombia, el 15 de marzo de 2022.

Algunos analistas consultados por la Voz de América sostienen que la influencia de la figura del expresidente Álvaro Uribe parece haber llegado a su fin, otros creen que está en declive y que la política de su partido Centro Democrático debería reinventarse.

Tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales que se celebraron el pasado domingo en Colombia, Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, los dos candidatos que se presentan como la opción de un cambio, se refirieron a la ‘muerte’ de la política del expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Los colombianos irán a las urnas el próximo 19 de junio, para una segunda vuelta, donde eligirán al nuevo presidente de la nación suramericana entre Petro y Hernández.

“Uribe se murió el domingo, usted cómo hace para estar al lado de un muerto que lleva tres días, ya eso está picho”, dijo Hernández, el candidato independiente que se enfrentará a Petro, en entrevista con Caracol Radio.

Por su parte, durante su discurso en la noche del domingo, Petro -el candidato de la izquierda- señaló: “Los partidos políticos aliados al gobierno de Duque, del presidente Duque, su proyecto político ha sido derrotado (...). Se acaba un período, se acaba una era”.

Sin embargo, en su cuenta de Twitter, el Partido Centro Democrático dijo el pasado martes: "Desde que exista la democracia existe el URIBISMO".

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Álvaro Uribe llegó a la presidencia, en 2002 durante años intensos del conflicto armado con una bandera: deshacerse de la guerrilla con mano dura y devolver la seguridad. Luego fue reelegido, entre 2006 y 2010, convirtiéndose una de las figuras políticas más importantes de Colombia en las últimas dos décadas.

En el 2010, presentó bajo las banderas de su Gobierno, al candidato Juan Manuel Santos, quien fue elegido bajo un segundo mandato, en medio de la oposición del uribismo a su gobierno. Y, en 2018, un militante de su partido, el Centro Democrático, Iván Duque, fue elegido como presidente, quien cuenta con un índice baja popularidad (27,5 %), según las más recientes mediciones de la encuesta Invamer.

En marzo de este año, durante los comicios legislativos, el Centro Democrático dejó de ser el partido más votado. Por otro lado, la apuesta del uribismo, Óscar Iván Zuluaga, renunció a su candidatura presidencial, y el partido apoyó abiertamente a Federico Gutiérrez, quien alcanzó el tercer lugar, con un 23.91 %, tras ser apoyado además partidos tradicionales.

Bajo este panorama, algunos analistas dicen que la fuerte influencia del uribismo, que prevaleció por años, parece haber llegado a su fin. Después de contar con apoyo del 85 % (en 2008), en enero este índice estaba en un 19 %, según la última encuesta de Invamer.Otros piensan que está en declive y que tiene que reinventarse.

¿Ha terminado la era de Uribe?

Vicente Torrijos, profesor de ciencia política y analista político, afirma que la era del uribismo ha terminado por tres razones: la primera es que “el uribismo nunca ha sido la única expresión de la derecha en Colombia. Es apenas una franja de ese vasto universo que es la centro derecha en Colombia” y fue la más influyente pero “se fue debilitando… por el desgaste físico del líder carismático, que por supuesto es el propio expresidente Uribe”.

Segundo, porque la escogencia de Santos como sucesor “resulta traumática” y las negociaciones en La Habana resultan “hondamente traumáticas para el uribismo”. Además, el gobierno de Duque y su balance no son positivos “con lo cual es apenas normal que se presenten también unas discrepancias muy serias a lo largo de los últimos cuatro años entre el propio expresidente Uribe y su pupilo”.

Y tercero, “la propia condición jurídico política del propio expresidente Uribe. Está siendo procesado, ya tiene digamos una serie de limitaciones naturales también, en términos personales, con lo cual su influencia se ha desgastado enormemente”.

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Incluso, para el analista, el uribismo no se puede reconfigurar, debido a que “sin Uribe no existe y, progresivamente, llegará un momento en el cual ya físicamente Uribe no pueda estar presente y lógicamente no haya un sucesor. El partido mismo está absolutamente deteriorado”. Lo que sí aclara es que la derecha en Colombia se está reconfigurando.

"Declive político"

Vanessa Vallejo, economista, periodista editora jefe de la plataforma El American y analista en medios de comunicación, dice que la era Uribe no ha terminado. Al contrario, que los resultados de la primera vuelta señalan que buena parte del voto de Hernández son de uribistas que votaron en castigo, ya no contra Petro, sino contra el mismo Centro Democrático.

Según ella, son militantes del Centro Democrático que, en cuestiones como seguridad, siguen apoyando al presidente Uribe, pero están descontentos “porque llevamos varios gobiernos del ‘que diga Uribe’ supuestamente, que han resultado muy tibios o muy centristas para la gente de derecha”.

“Creo que creo que Uribe no está muerto. El uribismo no está muerto. Yo lo que creo es que lo que sí está muerto son las políticas que han usado, los malos métodos que han hecho y la decepción que han causado a la gente. Pero, si alguien vuelve a tomar esas banderas con las que nació el uribismo, que eran con economía austera y mano dura contra la delincuencia, yo creo que eso es lo que sigue moviendo a la gente Colombia”, agrega.

Por su parte, Jorge Iván Cuervo, docente e investigador de la Facultad de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, el declive se debe al desgaste mismo de la figura del expresidente, sus problemas judiciales, y haber tenido que salir formalmente de la política con su renuncia al Congreso -después de haber sido el senador más votado en la historia-. Además, dice que su liderazgo “se ha ido erosionando en las mismas toldas del Centro Democrático y lo que llamaríamos la derecha”.

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Jorge Iván Cuervo, docente e investigador d

Sin embargo, a pesar de que “su último éxito fue la elección de Iván Duque”, cree que es “prematuro decir que, como fenómeno político que ha estado presente en la vida pública colombiana, esté terminado. Fue derrotado políticamente en estas elecciones, pero creo que todavía tiene aire para estar un poco más, obviamente con una reconfiguración y con una resignificación de sus estrategias y de sus discursos”.

Una bandera política equivocada

Para Rafael Nieto Loaiza, abogado y analista político, quien fuera viceministro del Interior y de Justicia entre 2003 y 2004, y precandidato presidencial por el partido Centro Democrático en el 2018, decir que el Centro Democrático y que el uribismo están muertos “es un error”, aunque confiesa que están “pasando por un momento sumamente complejo”.

El abogado dice que las razones para que se presente esta situación están relacionadas con que los jóvenes no conocen la historia nacional y no tienen noción de lo que era el país antes del 2002 y “lo que significó en recuperación de futuro del primer gobierno del presidente Uribe”.

Por otro lado, de acuerdo con Nieto Loaiza, la izquierda y el Santismo (seguidores del expresidente Juan Manuel Santos] “entendieron que para poder triunfar políticamente en Colombia era fundamental atacar la figura del expresidente Uribe.

“Una parte sustantiva de la población culpa a Uribe de los errores defectos debilidades de Santos y de Duque”, afirmó. También dijo que en ambos casos, la expectativa de la base uribista era participar en los gobiernos que se eligiera y “eso no ocurrió por distintas razones, ni en el gobierno de Santos ni en el gobierno de Duque”. De manera que, agrega Nieto, muy buena parte la base uribista se perdió.

Por otro lado, que el expresidente se haya equivocado al dar guiños políticos a candidatos que no representan su bandera y asumir un discurso “que pretende, de alguna manera, competir, en ciertos temas específicos con de la izquierda”.

Y, finalmente, su bandera política tiene dos problemas: “hablar del conflicto armado en Colombia ya no tiene el impacto político te tenía después del pacto con las FARC. Y, por el otro, los resultados muy pobres, en materia de seguridad” del actual gobierno.

A propósito, dice Cuervo, la existencia del conflicto armado y todo lo que ello significaba le funcionó políticamente al uribismo, pero no han logrado hacer el cambio de una agenda diferente, en la que se plantearán otros temas que necesita a la sociedad que “está buscando un relato más allá de la guerra”. A esto se le suma las necesidades que dejó la pandemia y que se han manifestado en las protestas sociales, como la falta de presencia del Estado, los derechos humanos, entre otros.

¿Cómo queda el papel del uribismo en la segunda vuelta?

Para Torrijos, la respuesta de la derecha es “ improvisada” y, en este momento, el papel del Centro Democrático y el uribismo es “profundamente perturbador, porque así como corrió el rumor de que el candidato de Uribe era Federico Gutiérrez y eso lo perjudicó… algunos sectores de oposición a la candidatura de Rodolfo Hernández están tratando de etiquetar a éste como el candidato del uribismo” y esto, agrega el analista, es lo que ha impulsado a Hernández a “desmarcarse tajantemente”, en las últimas horas, de este movimiento.

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Vicente Torrijos, analista político

Pero enfatiza en que el uribismo no puede hacer otra cosa que “tratar de aproximarse afanosamente, casi que de manera agónica, a Rodolfo Hernández, porque sabe que si éste llega a la presidencia”, puede ser la única opción tener algún grado de participación burocrática “que les dé un respiro en medio de la profunda crisis que es una crisis insalvable”.

Opinión que comparte Cuervo, quien señala que el apoyo a Hernández se puede ver como un posible escenario de reconfiguración política, como como un segundo aire, pero con la posibilidad de que “el declive sea tan grande, no lo podemos ver, que ni siquiera pegarse al gobierno de Rodolfo los salve... Lo van a usar como una especie de salvavidas” o puede ser positivo, debido a que un presidente sin bancada en el Congreso podría buscar apoyo en otros partidos y “la bancada uribista y los políticos de la centro derecha le pueden servir de colchón de gobernabilidad”.

Incluso, en días recientes, varios legisladores del Centro democrático ya han manifestado su apoyo al ingeniero.

Para Nieto Loaiza, el uribismo “sigue teniendo un poder enorme. El grueso de los votos de Federico Gutiérrez en la primera vuelta son votos uribistas y esos votos van a ser definitivos en esta segunda vuelta. Sin esos votos, Rodolfo Hernández no podría ser presidente” y agrega que este tiene una ventaja, y es que, por mucha distancia que haya entre sus propuestas y su discurso y el uribismo, este último, “en cualquier caso, es profundamente antipetrista, de manera que tiene la ventaja Hernández de que votaran por él contra Petro”.

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Rafael Nieto Loaiza, abogado y analista político

Según Vanessa, la gente está demandando la mano dura del presidente Uribe y ven en Rodolfo una persona “que tiene fuerza y que eso puede significar, digamos, una respuesta fuerte ante bandidos y criminales”. Además ve en él un candidato que rechaza la tibieza y, si gana, “va a ser un espacio muy importante para que esa derecha se configure se reconfigura y se vuelva a reinventar y vuelva a tomar ellos esas banderas de verdad fuertes de austeridad económica por un lado y sobre todo enfrentamiento y mano dura a la delincuencia.

Sin embargo, Hernández ha rechazado los apoyos tanto del uribismo como de otros políticos tradicionales, en incluso publicó un hilo en Twitter con 20 diferencias que, según él, tiene con el uribismo y el gobierno de Duque.

El panorama luce aún incierto, en medio de unas elecciones inéditas que definirán quién toma la dirección de Colombia en los próximos cuatro años.

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