Donantes aplican condiciones al futuro de la ayuda financiera a Afganistán

La representante especial de Naciones Unidas para Afganistán, Deborah Lyons, pronuncia su discurso en la conferencia de donantes en Ginebra, el lunes 24 de noviembre de 2020..

Los países donantes han atado a estrictas condiciones el futuro de la ayuda financiera a Afganistán por unos 3.000 millones de dólares anuales durante cuatro años, incluyendo mantener el respeto a los derechos humanos, mejorar la gobernabilidad y reducir la corrupción.

“Afganistán y la comunidad internacional han entrado en una nueva y muy disciplinada fase de su alianza de largo plazo”, dijo el lunes Deborah Lyons, la representante especial del secretario general de Naciones Unidas para Afganistán, durante una conferencia de donantes que tras dos días culminó en Ginebra, Suiza.

La nueva cooperación, agregó, estará sujeta a la condicionalidad y a un riguroso mecanismo de revisión anual.

La conferencia, a la que asistieron más de 90 delegaciones de países y agencias internacionales de cooperación, también adoptó un comunicado político aprobado por unanimidad que “llama primero y sobre todo a un inmediato, permanente y completo cese al fuego”, dijo Lyons.

Llamados similares a un cese al fuego han sido ignorados por los talibanes durante meses. Naciones Unidas, la OTAN, y otros dicen que los talibanes han aumentado el nivel de violencia a su punto más alto en una década desde que firmó un acuerdo con Estados Unidos en febrero.

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Los llamados a proteger los derechos humanos, y en particular los derechos de las mujeres, y a atacar la corrupción fueron repetidos durante la sesión plenaria de la conferencia.

“El apoyo de la Unión Europea será mantenido o revisado dependiendo del continuo compromiso de Afganistán con la democracia, el estado de derecho, los derechos humanos y la igualdad de género”, dijo Jutta Urpilainen, la comisionada de Naciones Unidas para las alianzas internacionales. Por ahora, la Unión Europea ha mantenido su actual nivel de cooperación al ofrecer 1.400 millones de dólares durante los próximos cuatro años.

El Alto Representante de la Unión Europea para asuntos externos y políticas de seguridad, Josep Norrell Fontelles, también advirtió contra intentar imponer un gobierno talibán al estilo de los 1990, en un momento en que el gobierno afgano está negociando con el grupo insurgente para terminar décadas de conflictos mediante un acuerdo político.

“Como dijo el Consejo de Seguridad Nacional de Naciones Unidas, cualquier intento por restaurar un emirato musulmán tendría un impacto en nuestra participación política y financiera”, dijo Borrell.

Mientras prometía 270 millones de dólares para los próximos tres años, Canadá también vinculó su ayuda a mantener los avances logrados en los últimos 19 años.

“Canadá monitoreará los desarrollos en la mesa de negociaciones con gran interés y calibrará debidamente nuestras contribuciones”, dijo Karina Gould, la ministro canadiense de desarrollo internacional.

Muchos activistas en Afganistán dicen que temen un retorno de los talibanes al poder, aunque un acuerdo político podrá erosionar muchos de los derechos que los afganos han venido a disfrutar desde la caída de los talibanes en el 2001. Muchos aún recuerdan el gobierno talibán de la década de 1990 como brutal, cuando a las mujeres se les negaba el derecho a la educación, las minorías sufrían de discriminación y los castigos extremos como el azote público era una práctica común.

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Los Países Bajos dijeron que su contribución de hasta 237 millones de dólares en los próximos cuatro años no es una “carta blanca” y que esperan que la corrupción sea combatida “eficientemente” y que los derechos de las mujeres sean respetados.

Dinamarca dijo que su apoyo viene con “claras expectativas” de combate a la corrupción, integrar a las mujeres a los procesos de decisiones, y el respeto a los derechos humanos, la ley y el orden.

“El progreso realizado debe mantenerse y ampliarse”, dijo Jeppe Kofod, ministro de Asuntos Exteriores de Dinamarca.

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La conferencia cuadrienal, la sexta de su tipo, es la última de lo que se ha llamado la Década de Transformación de Afganistán. El período de 10 años, del 2015 al 2024, está supuesto a culminar en un país autosuficiente.

En lugar, tres cuartas partes del gasto público del país todavía depende de ayuda extranjera. Según el Banco Mundial, la economía afgana está prevista a contraerse en más de un 5 por ciento en 2020 debido a la pandemia del coronavirus.

La misión de cooperación de Naciones Unidas en Afganistán, junto a Finlandia y Afganistán, sirvieron de anfitriones de la conferencia. La pandemia del coronavirus obligó a que mucha de la actividad fuera virtual, y participaron solamente representantes de los países anfitriones. La mayoría de los discursos fueron pronunciados virtualmente.

La última conferencia de donantes fue realizada en el 2016 en Bruselas y antes de eso en Tokio en el 2012.

Aunque el monto comprometido este año fue mucho menor que los 15.200 millones comprometidos en Bruselas, fue todavía más alto de lo que se esperaba.

Lyons le llamó “más allá de nuestras expectativas” y un “abrazo global” al país devastado por la guerra, pero agregó: “Hasta un abrazo tiene condiciones y consecuencias”.