¿Va Venezuela camino al totalitarismo?

El gobierno de Maduro usa fuerte iconografía de Hugo Chávez en actos públicos, lo que podría entenderse como culto a la personalidad.

Especialistas coinciden en que la sociedad civil organizada es la única capaz de impedir que el régimen en el país sudamericano se radicalize por completo.

Bajo el gobierno del presidente Nicolás Maduro, hay indicios que permiten inferir que Venezuela avanza hacia un totalitarismo, según expertos consultados por la Voz de América.

El totalitarismo se define como un régimen que tienen una ideología oficial, un partido único guiado típicamente por un dictador, un sistema policial coercitivo que apoya y controla el partido, control sobre medios de comunicación social, monopolio de todos los medios de lucha armada y control de la economía y medios de producción, según el Diccionario de Política de Norberto Bobbio.

“El totalitarismo equivale a un régimen político que no solo busca la supresión de la oposición en la política, sino que busca algo que equivale a un proyecto total en la sociedad, donde el Estado asfixia, pretende el control del alma de los habitantes”, dice el cientista político John Magdaleno, director de la consultora Polity.

En Venezuela se desarrolla un “autoritarismo que superó la barrera del [autoritarismo] competitivo, en donde la oposición pierde progresivamente competitividad, porque ya no cuenta con la ventana de los medios de comunicación para ejercer influencia en la opinión pública y porque, aun obteniendo cuotas políticas de representación importante, puede hacer poco con ello”, agrega Magdaleno.

Los cargos

Desde 2005, cuando el chavismo tomó el control del Tribunal Supremo de Justicia, no ha habido ninguna sentencia en contra del gobierno, según la investigación “El TSJ al servicio de la revolución” de los abogados Antonio Canova, Luis Alfonso Herrera, Rosa Rodríguez y Giuseppe Gratero.

En menos de cinco años, 25 medios de comunicación han sido vendidos, y sus líneas editoriales cambiadas sustancialmente a favor del gobierno, según el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS).

El opositor Leopoldo López tiene un año preso en una cárcel militar; el también opositor Antonio Ledezma, fue detenido el 19 de febrero luego que Maduro lo acusara de un “golpe de Estado” en su contra.

Freddom House señaló a Venezuela en su último informe de “aumentar de manera sustancial la cantidad de prisioneros políticos en 2014”.

Defensores de derechos humanos denunciaron ante la ONU 48 casos de tortura durante las protestas registradas contra el gobierno en 2014.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha expresado su preocupación al gobierno de Maduro por la detención de al menos 15 empresarios vinculados a la distribución y venta de alimentos y medicinas.

Por su parte el gobierno ha acusado a la empresa privada de promover una “guerra económica” en su contra para desestabilizarlo.

La alarma definitiva del avance hacia el totalitarismo sería “que los partidos de oposición sean suprimidos en la práctica”, pero que además el gobierno introduzca “más agresivamente” contenidos del relato oficial en los libros educativos y en las reglas de enseñanza, que desaparezca el derecho de libertad de cátedra, y que en la práctica se registren más sanciones a la libertad de cultos, según Magdaleno.

Sociedad civil

No obstante la Venezuela de hoy tiene un elemento clave para evitar caer en el totalitarismo, “la sociedad civil”, según el abogado Américo Martín, quien luchó contra la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1952-1958).

“Para que se instale el totalitarismo no basta con querer ser totalitario, tienes que destruir la sociedad civil y ese es el problema que ha tenido el gobierno de Chávez y ahora Maduro, que no han podido destruirla”, señala Martín.

“La represión ha sido tan masiva que ha convertido en protagonistas a sectores sociales que antes no lo eran, como los padres, al lado de sus hijos en la resistencia”, agrega.

Martín advierte que el principal reto de la sociedad civil es dar la “pelea por los espacios dentro del proceso electoral”.

Otros especialistas, como el politólogo Heiber Barreto, integrante del movimiento Marea Socialista y quien se identifica como “chavista” pero no “abyecto al gobierno”, sostiene que éste no se ajusta al totalitarismo, pero sí observa “prácticas autoritarias” tanto en el gobierno como en la oposición.

Ambos han “coartado la participación de las bases”, argumenta.

Según Barreto esto se traduce en una “crisis de representación tanto en la oposición como en el gobierno. Las bases de las fuerzas que respaldan al gobierno están en un proceso de descontento y de franca rebelión contra las cúpulas”.

Ante esto concluye que la consecuencia será “la emergencia progresiva de nuevas fuerzas o movimientos políticos que representen los intereses y expectativas de los amplios y crecientes sectores descontentos de la oposición y el chavismo”.