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Los apagones pueden ser “cuello de botella” para la economía en Venezuela


ARCHIVO - Trabajadores petroleros en Cabimas, en el estado occidental venezolano de Zulia. Estados Unidos acaba de aliviar sanciones económicas en esa industria y en la gasífera por 6 meses para alentar acuerdos políticos.
ARCHIVO - Trabajadores petroleros en Cabimas, en el estado occidental venezolano de Zulia. Estados Unidos acaba de aliviar sanciones económicas en esa industria y en la gasífera por 6 meses para alentar acuerdos políticos.

Las denuncias de fallas eléctricas han aumentado en el país sudamericano. Ese tipo de interrupciones puede limitar la actividad económica de Venezuela, en una época de buenas perspectivas de crecimiento de cara a fin de año, opinan expertos.

Las interrupciones constantes del servicio eléctrico en múltiples regiones de Venezuela pueden ralentizar la actividad económica nacional en momentos que se prevé una mejoría en el desempeño de algunos sectores, como el petrolero, según analistas consultados por la Voz de América.

La crisis eléctrica, declarada como “emergencia” por el gobierno del expresidente Hugo Chávez, en diciembre de 2009, persiste en múltiples regiones de Venezuela.

Usuarios de la mayoría de los estados del país siguen reportando fallas inesperadas y racionamientos diarios de la electricidad durante horas, lo que no sólo supone desafíos y molestias en las rutinas personales y familiares, sino también en las empresariales.

De enero a septiembre, las denuncias de cortes eléctricos aumentó un 28,6 % en las regiones principales del país, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos.

Uno de sus informes recientes advirtió sobre la insuficiente generación de energía eléctrica en el país: sólo están disponibles 12.000 megavatios de los 36.000 megavatios de capacidad instalada.

La organización no gubernamental, así como otras asociaciones civiles, como el Comité de Afectados por Apagones, han registrado apagones constantes en 17 de los 23 estados del país, especialmente en horas pico, como las 6 de la mañana, el mediodía, y las 5 de la tarde.

También, constató fallas en el sistema de transmisión desde el sur de Venezuela, donde la hidroeléctrica El Guri genera el 80 % de la energía consumida en el país.

Así, regiones en la “cola del sistema”, lejos del sur, como Zulia, clave en la industria petrolera del país desde el siglo pasado, experimentan cortes más prolongados y frecuentes, de acuerdo con el Observatorio.

Un problema que limita la economía

El economista y científico de datos Giorgio Cunto explica que el desempeño de las economías está estructurado en torno a la disponibilidad y uso continuo de energía eléctrica desde el siglo pasado.

Si ella falla, las economías se resienten.

“La capacidad que tiene un país de dotarse, generar, transmitir y distribuir energía eléctrica es uno de los pilares fundamentales alrededor de los cuales puede delimitar la profundidad y extensión de su actividad económica”, comenta.

Cunto observa que, en Venezuela, las fallas en el servicio eléctrico corresponden a “una crisis generalizada en la dotación y cobertura de servicios públicos que negativamente impacta esa actividad económica”.

A su juicio, “la limita de forma estructural”.

Todo apagón supone “un choque que reduce sustancialmente o hasta paraliza la actividad económica” en cualquier sector, como el comercial, el industrial o el manufacturero, precisa Cunto, con estudios especializados de finanzas y economía en The London School of Economics and Political Science (LSE), de Inglaterra.

Esos sectores, en caso de interrupciones eléctricas, “se paralizan por completo o quedan reducida en escalas y sofisticación”, dice a la VOA.

“Eso es trabajo que no se realiza, valor agregado que no se da, riqueza que no se crea y bienestar que se pierde”, acota.

“Parálisis” a varias bandas

Investigadores independientes advirtieron que el país suramericano entró en recesión técnica en el primer semestre de 2023. Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), de tendencia opositora, la economía nacional cayó 7 puntos en ese período.

El presidente Nicolás Maduro rechazó vehemente esos registros y aseguró que Venezuela superaría los 5 puntos porcentuales de crecimiento en el año.

El mismo OVF dijo esta semana que la economía venezolana había crecido un 2,4 % en el tercer trimestre del año.

Ese repunte se registra semanas luego de que Estados Unidos aliviara sus sanciones económicas en los sectores petrolero y gasífero de Venezuela para alentar las firmas de acuerdos políticos entre el gobierno de Maduro y su oposición, en Barbados.

Los efectos negativos de los cortes eléctricos no solo se circunscriben al momento de la interrupción del servicio, resalta Cunto, por su lado.

“Una parálisis (eléctrica) repercute en actividades aledañas, es un cuello de botella a lo largo de todo el proceso productivo”, menciona Cunto.

El deterioro del sistema eléctrico de Venezuela “es uno de los principales obstáculos para el crecimiento y dinamización de su economía” y es uno de los factores que hacen que su “techo” de crecimiento potencial sea “tan bajo”, dice.

Muchos cortes, poco fruto

La anécdota corriente en Venezuela es que la luz está fallando donde antes no solía hacerlo, como en Carabobo, subraya el economista y profesor universitario Aldo Contreras.

Los cortes eléctricos de varias horas por día “hacen que no se dinamice el aparato económico” y que Venezuela tenga “una economía más ineficiente”, advierte.

Precisa que las zonas industriales de la frontera entre Ureña, Colombia, y San Cristóbal, en el occidente venezolano, pasan hasta 12 horas al día sin energía eléctrica.

Contreras, especialista en relaciones económicas internacionales, indica que los costos asociados a los apagones suelen impactar en los bolsillos de la empresa privada.

“Las industrias tienen que generar su propia energía eléctrica a costos mucho más elevados. Tienen que adquirir una planta eléctrica por entre 10.000 y 20.000 dólares, colocarle correa de tiempo, bujía, los costos técnicos, surtirla de gasoil o gasolina comprados en un mercado paralelo” debido a su escasez en las estaciones de servicio, especifica a la VOA.

La falta de créditos y de incentivos fiscales, así como la ausencia de una programación de cortes eléctricos, se suman a la lista de desafíos de las industrias en Venezuela, añade.

El país depende además exclusivamente de las energías termoeléctrica e hidroeléctrica, aún no de otras “limpias”, como la eólica, paneles solares, ni decir de la nuclear, recuerda.

Un acuerdo político firmado entre el oficialismo y la oposición de Venezuela en las negociaciones de Ciudad de México, hace 1 año, contemplaba un fondo para atender problemas de servicios públicos, como la electricidad, así como salud y educación.

Las Naciones Unidas, que manejará ese fondo, dijo el mes pasado que establecerá un fondo fiduciario de múltiples socios para beneficiar “a las personas vulnerables en Venezuela brindándoles atención médica y otras necesidades básicas.

Mientras la oposición afirma que el país se encuentra “a las puertas de un mega apagón” como el ocurrido en marzo de 2019, voceros del gobierno, como el ministro Néstor Reverol, dan fe de que la estabilidad del servicio eléctrico está garantizada.

Contreras, por su parte, cree que es imperativo que Venezuela recupere su sistema eléctrico para levantar una economía que sucumbió cerca de 80 puntos entre 2013 y 2021.

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