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Sector avícola centroamericano sobrevive a la pandemia y espera crecer en 2021


El pollo, por su precio asequible, es un componente importante de la dieta latinoamericana.
El pollo, por su precio asequible, es un componente importante de la dieta latinoamericana.

La industria avícola en Centroamérica ha logrado sobrevivir la pandemia del coronavirus, manteniendo el suministro a sus comunidades a pesar de múltiples obstáculos y ahora se prepara para lo que esperan sea un período de crecimiento.

A nivel de la región centroamericana, el impacto de la pandemia en la industria avícola se estima será una contracción aproximada de un 15%, según sus dirigentes.

Luis Valle, un empresario hondureño que preside la Asociación Latinoamericana de Avicultura (ALA), explicó la revista centroamericana Estrategia y Negocios que en los momentos más difíciles de la pandemia la contracción del mercado llegó hasta un 40%.

El consumo del huevo tuvo sus buenos momentos, ya que al verse impactados los suministros de carnes, pescados, y del mismo pollo, muchos centroamericanos buscaron el huevo como una fuente alternativa de proteínas, expuso.

La demanda llegó a elevarse entre un 30% y un 40%. Esto trajo retos de logística para la distribución de una cantidad mayor de producto. Tras el impacto de la pandemia, y la pérdida de miles de empleos, la demanda de huevo se espera se reduzca por las limitaciones económicas de la población.

Al intentar satisfacer la demanda de la población, los productores avícolas se encontraron con numerosos obstáculos. El primero fue aumentar la producción de huevos. El siguiente gran reto fue lograr llevar el producto a las comunidades.

Y es que los empresarios avícolas tuvieron que lidiar con restricciones para el ingreso a diferentes municipios, aldeas o caseríos, ya que los gobiernos municipales bloqueaban el paso de vehículos, ante el temor a contagios del virus.

Y ese no fue un reto sólo de Centroamérica, sino de Latinoamérica en general.

“El nivel de compromiso social del sector avícola latinoamericano fue mucho más grande que cualquier incertidumbre”, explicó Valle, a Estrategia y Negocios. “Teníamos un problema de pandemia y no queríamos escasez de alimentos u otro tipo de problemas que se podían distorsionar en la cadena social”.

¿Qué pasaba antes de la pandemia?

Previo a la crisis sanitaria debido al nuevo coronavirus, la industria iba creciendo y fortaleciéndose. El año pasado, la producción de pollo en Centroamérica y Panamá ya había sobrepasado la marca del millón de toneladas métricas, 1,09 millones en el 2019, lo cual representó un incremento del 2,18 por ciento respecto al 2018.

El principal productor era Guatemala con el 22% de la producción del istmo, con 236.893,2 toneladas métricas (TM); Panamá estaba en segundo lugar con el 20%, aportando 217.224,4 TM; y Honduras el 19%, con 203.331,2 TM.

El impulso panameño ha sido el más notable, pues su producción de pollo aumentó 20,7% en los últimos cinco años y también destacan El Salvador y Honduras, con tasas de crecimiento del 16,6% y 16,2%, respectivamente.

Centroamérica como región creció a un mayor ritmo que el resto del hemisferio. La industria avícola regional creció a un ritmo del 16,9% en el quinquenio 2015-2019, su dinámica superó al total de América Latina y el Caribe, que avanzó en 3,84 % en el mismo período.

Latinoamérica producía poco más de 27 millones de toneladas métricas de pollo a 2019. Brasil, Argentina, Perú y México sobresalen entre los mayores exportadores, siendo la economía brasileña la que lleva el liderazgo.

Tan solo en julio, las exportaciones brasileñas de carne de pollo al mundo bajaron en -5,7% y el volumen en un 25 %. A pesar de esto, en el acumulado entre enero y julio subieron en 0,5 % con respecto el mismo período de 2019.

“El comportamiento mensual de las exportaciones de este año hace esperar que continúe el incremento acumulado, con un cierre positivo para 2020”, dijo Ricardo Santin, director ejecutivo de la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA, por sus siglas en portugués).

Pero el sector ha enfrentado varios reveses. A inicios de agosto se conoció que un cargamento de alitas de pollo congeladas que Brasil había exportado a Shenzen, China, había dado positivo a una prueba de COVID-19. No hubo personas contagiadas.

Ante este hecho, sumado a otro caso similar de mariscos ecuatorianos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que no hay evidencia de que los alimentos o la cadena alimentaria participen en la transmisión del virus, no obstante, Filipinas prohibió la importación de productos avícolas desde Brasil, como medida temporal.

Las islas del Caribe, por su parte, sufrieron un impacto ante la paralización del turismo, lo que desfavorece al consumo del pollo, que se caracteriza por ser “el rey de ciertos tipos de restaurantes y hoteles”, según Valle.

¿Qué espera el sector?

¿Vendrá en 2021 la recuperación para la industria? Valle mostró su optimismo para que el primer trimestre del próximo año se recupere el terreno perdido y confía en la resiliencia del rubro avícola.

“La particularidad de la pandemia es que nadie tenía una varita mágica ni un manual de instructivo, hemos sido extremadamente reactivos. Una de las fortalezas del sector reside en que la bioseguridad del producto ya venía siendo una parte fundamental en la gestión de las empresas y con el coronavirus, el enfoque se hizo más extensivo hacia el personal”, afirmó el experto.

Las principales esperanzas residen en un hecho fundamental: Centroamérica todavía se encuentra por debajo del consumo per cápita promedio de América Latina, que sería de 210 unidades de huevos anuales y cerca de 40 kilos de pollo, por lo cual existe mucho terreno para crecer.

En la región, tan solo Panamá se encuentra por encima del promedio latinoamericano, con una estimación de 54,1 kilogramos de consumo de pollo en 2019, según datos de ALA. Los costarricenses y salvadoreños incluyen en su alimentación 30,2 y 24,6 kilogramos de pollo anuales, en promedio per cápita.

“La mayoría está por debajo de la media y hay una clara conexión entre los países que están por debajo de la media con sus niveles de desnutrición poblacional”, advirtió Valle.

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