Comcast, el mayor operador de televisión de cable del país desistió en sus esfuerzos por adquirir a su competidor Time Warner Cable y decidió regresar a sus negocios habituales.
Luego de presiones e intenso escrutinio de los reguladores como del mismo departamento de Justicia, Comcast que había anunciado en febrero del año pasado una fusión amistosa abandonó la operación valorada en $ 45.200 millones de dólares.
El fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder aplaudió la decisión de Comcast y señaló que era “la mejor resolución para los consumidores estadounidenses” que hubiese puesto en peligro la libre competencia en el mercado.
"Esta es una victoria no solo para el Departamento de Justicia, sino también para los proveedores de contenido y servicios de 'streaming' (transmisión de vídeo en banda ancha) que trabajan por aportar productos innovadores a consumidores en EE.UU. y en todo el mundo", explicó Holder.
De haberse producido la transacción Comcast habría pasado a controlar alrededor del 30 por ciento del mercado estadounidense de la televisión de pago por suscripción, así como entre el 35 y el 50 % del servicio de internet de banda ancha.
Esta situación hubiese perjudicado a otros actores en el mercado como Netflix. Comcast ya había adquirido NBCUniversal 2011 y con esta nueva adquisición también se hubiese convertido en el gigante de internet.
Desde un inicio el gobierno estadounidense se opuso y dijo incluso que vetaría cualquier intento de fusión de ambas compañías.
