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¿Cuáles son y quiénes deben establecer los protocolos de seguridad para periodistas?


Un hombre coloca carteles que retratan a periodistas asesinados, durante una protesta que exige justicia y protección del gobierno federal tras los asesinatos de cinco colegas, frente a la oficina del Fiscal General en Ciudad Juárez, México, el 14 de febrero de 2022.
Un hombre coloca carteles que retratan a periodistas asesinados, durante una protesta que exige justicia y protección del gobierno federal tras los asesinatos de cinco colegas, frente a la oficina del Fiscal General en Ciudad Juárez, México, el 14 de febrero de 2022.

Aunque no existe un protocolo establecido para todos los periodistas, sí existen temas que se deben abordar en estos manuales, como la seguridad física, emocional, digital y legal, según expertos en el tema.

A propósito de las agresiones en las recientes protestas y los asesinatos de periodistas en la región, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha solicitado a los medios de comunicación que creen o activen protocolos de seguridad para protejan a los periodistas en coberturas de riesgo. Pero, ¿de qué se tratan? ¿Quiénes deben instaurarlos?

Javier Garza Ramos, periodista en Torrión, en el norte de México, coanfitrión del podcast Expansión Daily y especialista en seguridad periodística y libertad de prensa, explicó a la Voz de América que estos buscan básicamente promover una cultura de seguridad en las redacciones o entre los periodistas que trabajan por su propia cuenta y se refieren a medidas que se toman para prevenir acciones de violencia en contra de estos profesionales.

Los riesgos a los que se enfrentan los comunicadores son múltiples. Ricardo Trotti, director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa SIP, evoca situaciones de riesgo como lo sucedido, hace unas semanas en Orlando, Florida, Estados Unidos, cuando en medio de un hecho de violencia callejero,un periodista perdió la vida.

O en Chile, cuando una periodista chilena fue asesinada en una manifestación pública por una bala perdida. Pero también existen agresiones psicológicas, que básicamente están relacionadas con amenazas e insultos, la estigmatización de parte de algunos funcionarios, o cuando las periodistas son agredidas, a través de las redes sociales, con insultos de tipo sexual.

Según un informe del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, en inglés), al menos 67 periodistas y trabajadores de medios murieron en 2022, la cifra más alta desde 2018. En América Latina, se registraron 30 muertes, siendo la región más mortal para el ejercicio de la profesión en el mundo.

¿Cómo protegerse?

Lo más importante, asegura Garza, es que cada periodista debe protegerse, según la cobertura, su función y el lugar donde vida. Es decir, identificar un agresor potencial, que puede ser la fuerza pública, si cubre una manifestación. O el crimen organizado, si cubre narco violencia o, por ejemplo, algún político, en caso de estar siguiendo una investigación por corrupción.

Javier Garza Ramos, especialista en seguridad periodística y libertad de prensa
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A partir de allí, agrega, es necesario evaluar cuál es la capacidad del agresor para atentar contra el profesional de la comunicación y tomar cartas en el asunto, ya sea para prevenir un daño físico, un secuestro, un intervención telefónica, entre otros riesgos.

Tanto Trotti como Garza señalan que no existe un protocolos de seguridad establecido para todos los periodistas, pero sí hay ciertos temas que deberían incluirse en estos.

Por ejemplo, la seguridad física. Al respecto, el vocero de la SIP hace referencia a la indumentaria que los medios deben dar a sus reporteros, como cascos, máscaras antigás, chalecos de protección.

Para Trotti, también es muy importante el trabajo colaborativo de los periodistas para hacer una cobertura en conjunto, en la que todos conozcan los riesgos y ayuden a prevenirlos.

Así mismo, es importante contar con una buena seguridad digital, que incluye cómo proteger los dispositivos digitales y los archivos que se guardan. Cómo comunicarse con las fuentes, de forma segura, a través de correos electrónicos o mensajes encriptados, o contar programas con antivirus y nubes seguras.

Otro escenario es el autocuidado emocional. Es decir, explica Garza, cómo proteger la salud mental a la hora de cubrir eventos que son muy traumáticos o relacionarse con personas que acaban de sufrir traumas importantes.

Y no menos importante es la seguridad legal. Adónde acudir en caso de ser acusado, señalado o detenido. Cómo tener acceso a un abogado y conocer los mecanismos de protección, establecidos por algunos países, en caso de estar amenazado.

Los manuales o protocolos dan una guía sobre “adónde recurrir para hacer las denuncias. Muchos periodistas, a veces, llegan a instancias internacionales y a veces tienen que procurar hacer las denuncias en las procuradurías o en la fiscalía o en la agencia policial más cercana a su domicilio, que son los que tienen la jurisdicción necesaria para poder blindar al periodista de algún problema de seguridad”, explica Trotti.

Estos manuales, agrega el director ejecutivo de la SIP, se compatibiliza con directrices que se vienen apareciendo desde la UNESCO o de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, teniendo presentes, además, los mecanismos de seguridad que algunos gobiernos ya tienen en su poder.

¿Quiénes deben establecer los protocolos?

Los analistas coinciden en que los protocolos de seguridad para periodistas deben ser un esfuerzo de varios actores.

En principio, dice Trotti, el tema de la libertad de prensa y la libertad de expresión es una responsabilidad democrática y para el cual, cuando se trabaja desde el punto de vista de la protección, la primera obligación del ciudadano es del Estado.

Pero el periodista mexicano Javier Garza enfatiza en que, en muchas ocasiones, estas medidas se toman porque los Estados no protegen a los periodistas, quienes saben que están expuestos, debido al alto índice impunidad en los crímenes contra estos profesionales.

En este sentido, recalca que la labor del Estado tiene que ser, precisamente, “terminar con esa impunidad. Por supuesto, los periodistas también debemos presionar al Estado para que eso ocurra. Pero, mientras sucede, si es que sucede, pues nosotros también tenemos que buscar la forma de protegernos”.

Los directivos de los medios de comunicación y editores, por su parte, deberían generar esa cultura de protección. “Aquí de lo que se trata es como de establecer una línea de base en donde todos puedan compartir ciertas medidas comunes… Es un proceso de evangelización dentro de las redacciones”, agrega Garza, quien durante los entrenamientos que ha impartido en varios países de la región, ha identificado, por ejemplo, que las personas que tienen más conocimiento de seguridad pueden ser los promotores del tema.

“El objetivo es que mientras exista en las redacciones una cultura de seguridad o una conciencia de la seguridad, pues van a buscarse los recursos y capacitación para poder entrenar mejor a sus periodistas”, puntualiza el especialista en seguridad periodística y libertad de prensa.

Opinión que comparte Trotti, pues señala que así como los periodistas tienen el privilegio de tener el derecho de la libertad de expresión y la libertad de prensa, también tienen ciertos deberes y uno de ellos es la autodefensa.

Ricardo Trotti, director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa
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Panorama en la región

Para Javier Garza, un periodista que ha compartido experiencias en temas de seguridad con colegas de la región, la cultura de instaurar protocolos de seguridad en los medios de comunicación de América Latina “lamentablemente es pobre” y, generalmente, solo son institucionalizados por los grandes medios y en situaciones muy específicas.

Pero rescata que “sí hay una mayor cultura de seguridad entre reporteros y editores que buscan, que por lo menos en ciertas coberturas, haya algunas guías o algunos planes de seguridad” y explicó a la VOA que se trata de un proceso largo que puede acelerarse, cuando un medio o un periodista están en riesgo.

No obstante, señala que lo recomendable es no esperar a que eso suceda, sino constantemente estar evaluando cuáles son las potenciales formas de agresión que se pueden vivir para tomar las medidas correspondientes y evitar seguir perdiendo vidas en medio de cubrimientos riesgosos.

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    Karen Sánchez

    Corresponsal de la Voz de América, en Bogotá, Colombia. Fue periodista de diferentes periódicos y revistas de EL TIEMPO Casa Editorial. Comunicadora social y periodista de la Universidad de la Sabana, donde fue becaria. Hizo parte del equipo de comunicaciones del programa de Gobierno Digital del MinTIC de Colombia. Formada en Libertad de Expresión por la Sociedad Interamericana de Prensa y la Universidad Católica Andrés Bello.

     

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