Luego de un mes y medio de colas para cargar combustible y una escasez de transporte público que llevó al presidente a detener su caravana para subir pasajeros, los cubanos observaron en esta semana una mejoría en el abasto de energéticos, aunque persiste la inestabilidad.
El precedente de la reciente crisis energética en la isla estuvo en las sanciones impuestas en abril por Estados Unidos contra navieras para que no trajeran el petróleo venezolano del que Cuba depende, como parte de una serie presiones de Washington para impulsar un cambio de modelo político.
Sin embargo, el desasosiego entre la población logró ser contenido gracias a medidas del gobierno para facilitar el traslado de los cubanos, el manejo público de la situación que hizo el presidente Miguel Díaz Canel y el hecho de que el crudo de la nación sudamericana comenzó a llegar de nuevo a Cuba.
“Fueron 11 días con el carro guardado sin poder trabajar. En la casa sin hacer nada”, explicó a The Associated Press Frank Ramirez, de 33 años y quien sostiene como chofer a su familia. Su vehículo -un Plymouth de los años 50- necesita unos 30 litros de diésel diarios para moverse.
Esta semana Ramirez logró comprar combustible pero “todavía hay inestabilidad” con gasolineras cerradas a ratos -porque se les acaba el combustible y deben esperar los camiones de aprovisionamiento- o limitaciones en la cantidad que se despacha a cada persona.
Automovilistas consultados por la AP en un recorrido por la capital contaron historias similares de colas de 25 horas en septiembre, noches en vela o peleas en las filas, en las cuales las personas se turnaban marcando un puesto para varios vehículos en espera de las llegadas de las cisternas de gasolina. Las filas fueron cediendo con el paso de las semanas.
Como parte de las sanciones de este año de Estados Unidos para asfixiar a Cuba, ese gobierno retiró diplomáticos de La Habana, suspendió el arribo de cruceros, limitó el viaje de sus nacionales, armó listas negra de empresas isleñas y permitió la apertura de procesos judiciales contra firmas de terceros países que operan en la nación caribeña.
La semana pasada se informó que se sancionaría a las líneas aéreas que arrendaran aviones a Cubana de Aviación y la víspera las autoridades reconocieron que ya se habían suspendido vuelos de esa compañía a por lo menos siete destinos internacionales y otros tantos domésticos.
“Nos persiguen barco a barco, negociación a negociación… No podemos ser ingenuos y tenemos que protegernos”, expresó Díaz-Canel ante los diputados a comienzos de este mes.
Cuando la crisis energética comenzó en septiembre el gobierno lanzó un plan de ahorro que contemplaba el incremento en el uso tracción animal para garantizar la producción agrícola, cambios de horarios en las escuelas, el apagado de aires acondicionados en dependencias estatales y la disminución de la jornada laboral, entre otras iniciativas.
Inspectores salieron a las calles para obligar a los autos con placas estatales -abundantes en la isla- a transportar personas agolpadas en las paradas por falta de transporte y medios de prensa oficiales mostraron fotos de la caravana de Díaz-Canel detenida junto con toda su escolta para darle “botella” (aventón) a personas en una parada de autobuses.
Aunque estas acciones lograron atenuar la crisis, para los expertos la resistencia y el ahorro tienen sus límites.
“El ahorro es una variable que se agota en el tiempo. Es subsistencia, no crea más crisis, pero no se soluciona el problema”, explicó a la AP el economista cubano Omar Everleny Pérez. “El país está en un periodo de no crecimiento sostenido en su economía y a pesar de ello sigue diciendo Díaz-Canel ‘vamos a exportar, vamos a exportar’, aquí lo que se exporta es lo que se produce y él debería apuntar ‘vamos a producir, vamos a producir’.
Para Pérez, Cuba debe lograr un sistema sustentable mediante la empresa estatal -el objetivo expresado por el gobierno- y menos limitaciones para las pequeñas empresas privadas abiertas en los últimos años.
Cuba genera el 60% del petróleo que consume, el resto lo consigue de Venezuela, su principal socio comercial, mediante créditos blandos. A su vez, tiene serias deficiencias en su productividad, por lo que debe importar muchos insumos incluso para los sectores más importantes, como el turismo para el que debe comprar en el extranjero desde toallas y sábanas hasta alimentos.
Según los expertos, además, la mejora puntual en el abastecimiento de combustible de esta semana tuvo que ver con la situación en Venezuela.
El problema para Venezuela ahora, indicó a la AP el experto en energía de la Universidad de Texas, Jorge Piñón, es que como resultado de las sanciones impuestas por Estados Unidos se limitó el número de clientes que compran el crudo del país sudamericano, por lo que sus inventarios presionan el sistema de acopio.
Según el académico, entre el 18 de octubre y el martes 22 llegaron dos tanqueros con 99.000 y 104.000 toneladas de petróleo venezolano.
“Esto los fuerza (a los venezolanos) a liberar espacio en sus centros de almacenamiento… solución: enviar más petróleo y fuel oil a Matanzas y Cienfuegos (en Cuba)”, comentó Piñón.