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El este de Asia celebra la llegada del Año del Conejo


Fieles con mascarillas prenden sus primeras varitas de incienso del año para orar en el Templo Wong Tai Sin, el sábado 21 de enero de 2023 en Hong Kong para celebrar el Año Nuevo Lunar y el inicio del Año del Conejo.
Fieles con mascarillas prenden sus primeras varitas de incienso del año para orar en el Templo Wong Tai Sin, el sábado 21 de enero de 2023 en Hong Kong para celebrar el Año Nuevo Lunar y el inicio del Año del Conejo.

El festival se celebra también en Corea del Sur, Vietnam y en las comunidades chinas en el extranjero en países como Tailandia, Indonesia y Malasia.

De Yakarta a Seúl, de Bangkok a Beijing, la gente en Asia celebraba el inicio del cambio de año lunar y el inicio del Año del Conejo.

El Año Nuevo Lunar es el feriado más importante del calendario chino, un momento para reunirse con la familia, reconectar con amigos y disfrutar de la comida y la bebida.

Se cree que cada año del zodiaco lleva las características de su animal, y el Año del Conejo está considerado como uno de calma y contemplación, un buen momento para formar alianzas y, para muchos, esperanzas de volver a ganar dinero.

Este año es especial para muchos en el territorio continental chino porque sigue al levantamiento el mes pasado de las draconianas restricciones contra el COVID-19, lo que permitió retomar muchos aspectos de la vida normal.

La repentina apertura provocó un pico de nuevos casos, aunque lo peor parecía haber pasado al menos en Beijing, y la mayoría de la gente parecía conforme con vivir con un cierto riesgo.

“En general, la vida está volviendo a la normalidad porque la mayoría de la gente ya está sana”, dijo Zhang Yiwen, que llegó el domingo por la mañana con su esposa y sus dos hijos de la ciudad de Tangshan para celebrar el Día de Año Nuevo en la bulliciosa zona turística de Qianmen. “Estoy deseando ver cómo crece la economía en el año nuevo y lo que puede lograr el país en el mercado internacional”.

Buena parte de las celebraciones supone visitar templos y prender varitas de incienso para complacer a las deidades chinas tradicionales y traer buena suerte para los próximos meses.

Esas actividades suelen ir acompañadas de animadas ferias y mercados en los templos, en los que se ofrecen productos de artesanía y delicias de temporada, aunque Beijing optó por la precaución y volvió a limitar esas grandes aglomeraciones.

Pese a la ausencia de su antigua feria de templo, el Parque Taoran Ting de Beijing, con su lago congelado, fue popular entre los visitantes que pasaban por los puentes entre farolillos de papel adornados con los caracteres de “felicidad”.

Además de las sociedades de gran mayoría china en la China continental, Hong Kong, Macao y Taiwán, el festival se celebra también en Corea del Sur, Vietnam y en las comunidades chinas en el extranjero en países como Tailandia, Indonesia y Malasia.

Las exposiciones al aire libre ofrecieron a muchos la oportunidad de posar en sus mejores atuendos festivos, con el rojo como color estrella en China. En Corea del Sur, la gente escribió sus deseos para el próximo año y los colocó en una cerca.

Las medidas contra el COVID-19 en China duraron tanto tiempo que muchos niños pequeños celebraban el Año Nuevo Lunar con normalidad por primera vez.

“Nunca ha experimentado lo que es un año nuevo tradicional porque hace tres años era demasiado pequeño y no recordaba lo que era la celebración del año nuevo”, dijo Si Jia, que señalaba a su hijo de siete años entre la multitud en Qianmen. “Pero este año se lo puedo mostrar aquí”.

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