La portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, rechazó el lunes que se haya "cercenado" el número de pruebas diagnósticas para detectar el coronavirus con el objetivo de reducir la cifra de contagios registrados en Estados Unidos.
"Cualquier sugerencia de que el testeo haya sido cercenado no se basa en los hechos", aseguró McEnany durante una rueda de prensa.
La vocera fue cuestionada en diversas ocasiones por este asunto debido a que el propio presidente Donald Trump dijo el sábado que había dado instrucciones a su administración para reducir el número de pruebas realizadas, puesto que ponían en evidencia las altas tasas de incidencia de la COVID-19 en el país.
"Cuando haces pruebas a este nivel, encuentras más personas, encuentras más casos. Entonces, le dije a mi gente, reduzcan la velocidad de las pruebas, por favor ", señaló el mandatario durante su primer mitin electoral desde el pasado mes de marzo, celebrado en Tulsa, Oklahoma.
La vocera informó que las autoridades sanitarias realizan unos 500.000 test diarios en Estados Unidos y aseguró que, de no haber sido por la "pronta" acción del Gobierno, se podrían haber llegado a perder unos 3 millones de vidas.
Según datos de la universidad Johns Hopkins, se han registrado 2.291.353 casos y 120.106 muertes en territorio estadounidense desde el comienzo de la pandemia.
Asimismo, McEnany abordó otro de los titulares que dejó Trump durante su acto de campaña, cuando se refirió al nuevo coronavirus como el "kung flu", en un juego de palabras entre el arte marcial y el presunto origen asiático de la enfermedad, a la que el mandatario suele comparar con la gripe, flu en inglés.
Esta afirmación ha sido considerada por muchos, especialmente por numerosos miembros de la comunidad asiático-estadounidense, como una referencia con claros tintes racistas.
"El presidente no cree que se ofensivo, ya que este virus procede de China", observó McEnany el lunes, antes de afirmar que el mandatario "nunca se arrepiente" de "culpar" a China.
Al ser preguntada sobre si la Casa Blanca no considera que se trate de una expresión racista, la portavoz se limitó a acusar a los medios de comunicación de "estar jugando juegos con la terminología del virus".