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Freedom House revela esfuerzos de China para dominar medios globales


ARCHIVO - Una cámara de seguridad vista frente a una bandera china que ondea en una calle de Beijing, China, en noviembre de 2021.
ARCHIVO - Una cámara de seguridad vista frente a una bandera china que ondea en una calle de Beijing, China, en noviembre de 2021.

El estudio deja patente que el Partido Comunista Chino y sus aliados han aumentado sus tácticas “sofisticadas y coercitivas” para controlar la narrativa.

Un informe de la organización Freedom House divulgado el jueves hace sonar las alarmas sobre los esfuerzos de China para ejercer y mantener una influencia en los medios de prensa globales, recurriendo a métodos que van desde la coacción a la intimidación para acallar críticas a sus políticas.

El texto, titulado 'Influencia de Beijing en los medios globales: expansión autoritaria y el poder de la solidez democrática', examina detalladamente en un documento de 40 páginas los mecanismos de infiltración de China en la prensa de 30 países, en 16 de los cuales dice que el grado de la misma es Alta o Muy Alta.

En el estudio, que cubre el período desde enero de 2019 a diciembre de 2021, queda reflejado que el Partido Comunista Chino y sus aliados aumentaron sus tácticas “sofisticadas y coercitivas” para modelar la “narrativa de la prensa y suprimir los reportes críticos”.

El informe enumera acosos e intimidaciones a los medios que publican noticias u opiniones desaprobadas por Beijing, y el uso de acoso cibernético, cuentas falsas en las redes sociales y campañas de desinformación, y llama a los gobiernos democráticos a cerrar filas para proteger la libertad de prensa.

Métodos

Freedom House dice que en la preparación de este reporte identificó cinco estrategias clave de los esfuerzos del Partido Comunista Chino para influir en la prensa extranjera:

  • Propaganda y promoción de narrativas favorables, como avenidas abiertas y encubiertas, directas e indirectas, para transmitir contenido producido o influenciado por el Estado chino a las audiencias locales.
  • Campañas de desinformación, definidas para los propósitos del reporte como la diseminación intencionada de contenido falso o engañoso, especialmente a través de actividades no auténticas, como cuentas falsas, en las plataformas globales de redes sociales.
  • Censura e intimidación, incluyendo restricciones a los periodistas en China, que afectan la cobertura global de noticias, y acciones coercitivas tomadas por actores vinculados al Estado chino para suprimir o penalizar los reportes y los comentarios críticos en el exterior.
  • Control sobre la infraestructura de distribución de contenido, principalmente por las compañías establecidas en China con propiedad del Estado u otros lazos estrechos con el Partido Comunista, y un historial de complicidad en censura politizada o vigilancia dentro de China o en el exterior.
  • Diseminación del modelo de normas y gobernanza del Partido Comunista, en formas como entrenamientos para periodistas y funcionarios extranjeros sobre las prácticas de la “administración de noticias” del partido, o la exportación de equipos para filtrar los sitios web.

Según el reporte, las inversiones de China ya han logrado algunos resultados, con el establecimiento de nuevas rutas a través de las cuales el contenido de su prensa estatal puede llegar a grandes audiencias, incentivando, entre otras cosas, la autocensura en temas que son incómodos para el Partido Comunista.

También funcionarios y propietarios de medios quedan captados en algunos países para colaborar en la propagación de propaganda o suprimir coberturas importantes.

El informe advierte que las acciones de Beijing tienen implicaciones duraderas y su posible impacto no debe ser subestimado.

Respuestas

Sin embargo, señala que los esfuerzos de Beijing a veces son contrarrestados por la prensa independiente, la actividad de la sociedad civil y las leyes locales que protegen la libertad de prensa.

Periodistas, académicos y grupos de la sociedad civil en todos los 30 países han respondido a las campañas de influencia con métodos que aumentan la transparencia y aseguran la diversidad de cobertura. Las leyes que protegen la libertad de información, presentes en muchas democracias, aseguran la transparencia y aíslan a los ecosistemas de prensa de la influencia china.

A pesar de ello, la capacidad de las democracias para contrarrestar la in influencia es “alarmantemente” desigual, señala el informe. Sólo la mitad de los países examinados alcanzaron una categoría de Solidez, mientras que el resto fueron designados como Vulnerables.

Según el estudio, Taiwán se enfrentó a los esfuerzos de influencia más intensos del Partido Comunista Chino, pero también desplegó la respuesta más contundente, seguido en ambos aspectos por Estados Unidos. Nigeria resultó el más vulnerable a las campañas de influencia a los medios de Beijing.

Las respuestas inadecuadas de los gobiernos dejan vulnerables a los países y empeoran el problema, considera Freedom House. Donde se haya debilitado la libertad de prensa y reducido la solidez democrática, hay más oportunidades para la influencia de Beijing.

En 23 países, apunta el informe, los líderes políticos han lanzado ataques contra la prensa doméstica o explotado preocupaciones legítimas sobre la influencia china para imponer restricciones arbitrarias, la emprenden contra medios críticos o promueven un sentimiento xenofóbico.

Optimismo

El reporte es optimista sobre la capacidad de las democracias para hacer frente con éxito a la ofensiva mediática de China, pero insiste en que la solidez a largo plazo necesitará de una respuesta coordinada.

Los gobiernos, los medios de prensa, la sociedad civil y las firmas de tecnología tienen todos que asumir su papel para aumentar la solidez democrática a los esfuerzos cada día más agresivos del Partido Comunista Chino.

Para ello propone fomentar un conocimiento independiente sobre China en cada país, respaldar al periodismo investigativo, mejorar la transparencia sobre la propiedad de los medios y las campanas de desinformación, y apuntalar las protecciones subyacentes de la libertad de prensa, como componentes esenciales de una estrategia efectiva de defensa.

Los gobiernos, añade, deben resistirse también a tomar acciones fuertes que limiten el acceso a la información o conflictos con los principios de derechos humanos, forjando alianzas con la sociedad civil y con los medios para asegurar que todas las respuestas legislativas y políticas fortalezcan las instituciones democráticas en lugar de debilitarlas.

Los 30 países que participaron en el estudio fueron Argentina, Australia, Brasil, Chile, Colombia, Estados Unidos, España, Francia, Filipinas, Gran Bretaña, Ghana, la India, Israel, Indonesia, Italia, Kuwait, Kenya, Malasia, México, Mozambique, Nigeria, Polonia, Sudáfrica, Rumania, Taiwán, Túnez, Panamá, Perú, Senegal y Sri Lanka.

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