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Jineth Bedoya: caso de periodista colombiana puso "rostro a la violencia sexual" en la región


Jineth Bedoya, periodista colombiana. [Foto: Héctor Fabio Zamora, El Tiempo Casa Editorial]
Jineth Bedoya, periodista colombiana. [Foto: Héctor Fabio Zamora, El Tiempo Casa Editorial]

La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió una sentencia contra Colombia en el caso de la periodista colombiana.

El pasado 18 de octubre, día festivo en Colombia, mientras la periodista colombiana Jineth Bedoya se encontraba en su casa en Bogotá, llegó una noticia que había estado esperando por más de 20 años: La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió una sentencia contra Colombia.

Su caso fue por fin visibilizado y salía a la luz el uso de la violencia sexual como forma de silenciamiento y control de que fue víctima.

"A mí me secuestraron, me torturaron y me violaron el 25 de mayo del año 2000, mientras hacía mi trabajo periodístico. Me dirigía a una cárcel aquí en Bogotá, una de las cárceles más peligrosas del mundo, a hacer una entrevista y lamentablemente, antes de ingresar a la entrevista me secuestraron”, contó Bedoya en entrevista con la Voz de América.

Explicó que lo había callado por mucho tiempo mientras se sentía "muerta en vida". Pero hace algunos años emprendió una lucha que hoy le deja un resultado "agridulce".

“Fue un momento de mucha emoción porque, después de esperar dos décadas y que llegar por fin eso, por lo que tanto has luchado, pues indudablemente te trae unos sentimientos muy encontrados", dice sobre la decisión de la CIDH.

Por un lado -explica- está el hecho de ser reivindicada como víctima de violencia sexual. Por otro -expone- estos casos no deberían tener que esperar tanto tiempo. Dice que por muchos años tuvo que “morir, volver a nacer, volver a morir, volver a nacer”.

"Es un dolor (...) hasta el último día de mi vida”, confiesa.

Bedoya, quien es editora del diario colombiano EL TIEMPO, tiene una trayectoria profesional sólida y reconocida. Explica que ha tenido no solo el apoyo del medio para el que trabaja, sino que ha podido recurrir a medios escritos, televisivos y de radio para alzar su voz.

Reivindicación de los derechos

A pesar de su inconformidad por los tiempos de la justicia colombiana, reconoce que esta sentencia es “histórica y emblemática para Colombia, la región y el hemisferio”, pues se trata de dar visibilidad a un terrible delito, en el marco de una confrontación armada.

“Es la primera vez que la Corte Interamericana aborda a fondo la violencia cometida contra las mujeres periodistas y da unos lineamientos, sienta jurisprudencia sobre los derechos que tienen las mujeres que se dedican a informar. Ataca directamente cómo hoy día las mujeres están enfrentando violencia en línea, violencia digital y cómo eso está afectando su entorno y su parte emocional”, explica.

La sentencia también habla de los grandes vacíos que hay para poder documentar esta violencia.

“Darle rostro a la violencia sexual, no solamente en Colombia sino en América Latina y a nivel mundial, y empezar un proceso de ayudar a los demás”, explica. “Y lo otro que yo entendí en todo este proceso es que para mí no habría justicia, si yo no lograba hacer algo colectivo”, agregó en entrevista con la VOA.

La Corte ordenó medidas simbólicas y garantías de no repetición para reparar los daños causados a la periodista colombiana y a la sociedad en general. Entrse ellas, se encuentra la obligación de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de los crímenes cometidos contra Jineth Bedoya.

La sentencia insta a “una política integral para la protección de los y las periodistas” y la creación del Centro Investigativo ‘No es Hora de Callar’.

En qué consiste la campaña ‘No es Hora de Callar’, la cual es liderada la periodista Jineth Bedoya
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Un museo de la memoria

En cuando a las medidas de reparación, Bedoya pedía por ejemplo el cierre de la cárcel Modelo, donde fue secuestrada. Su idea era convertirlo en un centro de la memoria.

Tras la sentencia, está previsto que el centro penitencial tenga un museo construido por las propias sobrevivientes de violencia sexual y hasta un espacio donde las víctimas puedan “sentarse a llorar su dolor”, ser escuchadas y tener asistencia psicológica, cuenta Bedoya.

También tendrá un espacio reservado para las mujeres periodistas -que no cuentan con los recursos suficientes para laborar-, donde puedan hacer su trabajo, publicarlo y documentarlo.

Es la primera vez que la violencia sexual cometida en Colombia en el marco el conflicto armado llega a un tribunal internacional y es además fallado y condenado por el mismo: "Abre una puerta enorme para que las víctimas de este delito puedan encontrar justicia”.

Bedoya espera que la Jurisdicción Especial para la Paz JEP abra los casos de violencia sexual cometidos por las guerrillas, el paramilitarismo e incluso por los agentes del Estado, un tema que todavía no tiene “un capítulo especial, como ya lo tiene el secuestro o el reclutamiento forzado”.

“Yo creo que abriendo este capítulo, las víctimas van a sentir un alivio porque tienen puesta sus esperanzas allí”, agrega.

Panorama en América Latina

El periodismo está atravesando por una crisis a nivel global de todo tipo, comenta Bedoya. “La polarización derivada de la política, de intereses particulares, de la corrupción, ha llevado a que la prensa quede ahí en el medio”.

Sostiene que "las mujeres han llevado la peor carga”, y alude a que son descalificadas y agredidas por su condición de mujer cuando denuncian, por lo que a veces surge la autocensura.

“Ese acoso sexual, esa intimidación y esa violencia en línea está silenciando a decenas de mujeres, no solamente en nuestro hemisferio sino a nivel mundial”, dice.

Jineth Bedoya le dice a las periodistas de la región: "No es hora de callar"
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Para ella, a pesar de que muchos casos no lleguen a una instancia judicial final de ver una condena, son emblemáticos porque han despertado el sentido de denuncia. En su caso, el hecho de recibir una justicia de reivindicación por parte de la CIDH es un impulso de “convertirlo en algo mucho más poderoso que la impunidad que me está entregando el sistema judicial colombiano”.

“Y es lo que le digo a las mujeres en México, en Guatemala, en Chile, en todo el hemisferio: No nos callemos. Por eso, mi consigna es: No es hora de callar”, concluye.

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