Una de las grandes novedades de los Juegos Olímpicos de Tokio es que son cerrados al público, pero no evita que familiares de los competidores, amigos y miembros de sus comunidades se reúnan en torno a los televisores y pantallas en todo el mundo y a toda hora para ver a sus atletas competir, celebrar sus triunfos y darles ánimo frente a una derrota.
En Estados Unidos las imágenes de la cadena NBC, propietaria de los derechos de transmisión, mostraron a una multitud de aficionados en un gimnasio en una pequeña ciudad de Alaska cuando la nadadora de 17 años Lydia Jacoby ganó los 100 metros estilo pecho categoría femenina.
Y también al oeste de Londres en Gran Bretaña, cuando Tom Dean lideraba el primer doblete olímpico de natación británico en 113 años.
Y como en todo el mundo, en Hong Kong cientos de personas se reunieron en un centro comercial para ver al esgrimista Cheung Ka Long recibir su medalla.
Muchas de estas personas, en especial los que residen en el hemisferio occidental, deben despertar a horas muy tempranas para ver a sus seres queridos o amigos competir ante la palestra mundial. Y, considerando la dedicación y sacrificio que estos han invertido, definitivamente es algo para lo cual vale la pena madrugar o también trasnochar.
Y tampoco se puede dejar de mencionar que la tecnología ayuda a la salud emocional de los atletas, ya que sus celulares se han convertido en el nexo directo para hablar con sus familias, compartir diariamente sus expectativas y de alguna manera vivir junto con ellos una experiencia diferente.
Es por eso que hoy el mejor amigo de un atleta en los Juegos Olímpicos en Tokio es un celular y una buena conexión a internet.
[Con información de AP y Reuters]
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