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Para algunos residentes de Wuhan tras el silencio hay indignación


Una mujer observa el documental , “Días y noches en Wuhan” en un cine de Beijing el 22 de enero de 2020.
Una mujer observa el documental , “Días y noches en Wuhan” en un cine de Beijing el 22 de enero de 2020.

Pasado un año del confinamiento de 11 millones de personas en la ciudad china de Wuhan, no todos los residentes lo recuerdan como días de triunfo sobre el coronavirus.

Con una fanfarria poco usual para un documental, “Días y noches en Wuhan” se estrenó el fin de semana en todo China.

El filme, una coproducción de los medios oficiales y el Departamento de Propaganda de Hubei, conmemoró el viernes el primer aniversario del confinamiento para contener al nuevo coronavirus en Wuhan, la ciudad donde apareció el COVID-19.

Con secuencias de heroicos trabajadores de la salud atendiendo a pacientes en las calles vacías, el documental relata el sufrimiento y los sacrificios de esa ciudad de 11 millones de habitantes.

La película es el más reciente esfuerzo de Beijing para controlar la narrativa oficial y desviar la culpa sobre los orígenes del coronavirus, que ha matado a más de dos millones de personas en todo el mundo, trastornado la economía global y alterado para siempre lo que la mayoría de las personas consideran su vida normal.

Sin embargo, después de un año, no todos los residentes de Wuhan recuerdan el confinamiento como 76 días de triunfo en los que el estado y la ciudadanía derrotaron al virus, como sugiere el documental.

Muchos de esos residentes de Wuhan que sobrevivieron continúan demandando la responsabilidad de las autoridades locales en el encubrimiento inicial en diciembre de 2019 y subsecuentes abusos, como la vigilancia intrusiva de los ciudadanos.

El servicio en mandarín de la Voz de América volvió a visitar a algunos residentes de Wuhan que entrevistó el año pasado. Estas son sus reflexiones, editadas para mayor claridad y concisión.

Zhang Yi, disidente, 55 años

China es uno de los países más adelantados en las investigaciones para una vacuna contra COVID-19, pero su Sinovac es menos efectiva de lo que se describió con anterioridad. Beijing se está preparando para vacunar a 50 millones de personas antes del Nuevo Año Lunar que comienza el 11 de febrero.

Después que las festividades concluyan el 17 de febrero, el gobierno planea lanzar un programa aún más amplio de inmunizaciones.

Sin embargo, hay resistencia.

“Yo no me voy a inyectar la vacuna china”, dijo Zhang Yi. “Al menos a mi alrededor, todos dicen que tampoco la quieren”.

Zhang dice que su decisión de esperar está basada en el pobre historial de seguridad de las vacunas en China. En 2018, el país experimentó una de sus peores crisis de salud pública cuando un fabricante de vacunas violó las normas aceptadas para producir al menos 250.000 dosis de dosis usadas en los niños.

“Creo que los líderes deberían vacunarse primero”, agregó el disidente. “Pero quién sabe, ellos a lo mejor usarían la de Pfizer y no las vacunas domésticas”.

Chen Chen, de 27 años, empleada de una empresa estatal

Chen dijo que al principio del confinamiento, ella, como todos, estaba al tanto de las muertes que aumentaban diariamente y acusó a las autoridades locales de encubrir lo sucedido en los primeros días del brote.

Ahora piensa que el gobierno hizo un magnífico trabajo.

“Al principio todos culparon al gobierno de suprimir información, dejándonos desamparados para un confinamiento tan estricto, pero hoy pienso que hicieron un gran trabajo corrigiendo esos errores”, dijo Chen a la VOA.

Añadió que el trabajo se reanudó en abril, los negocios abrieron en mayo, y para octubre los turistas llenaron Wuhan durante las festividades del Día Nacional, respondiendo a los subsidios de transporte del gobierno.

“Lo peor en Wuhan ya pasó. Creo que nos hemos recuperado totalmente”, dijo Chen.

Su tía, que trabaja en un hospital y se recuperó de COVID-19, le dijo que el personal médico ha comenzado a usar vestimenta de protección otra vez porque el coronavirus ha resurgido en China antes de la temporada de viajes del Nuevo Año Lunar, pero Chen no está preocupada.

“Ahora la gente dice que Wuhan es la ciudad más segura. Uno no encontrará a ninguna persona en la calle sin máscara. Si usted no usa una máscara, es como si anduviera sin ropa”, dijo Chen a la VOA.

Zhang Hai, 51 años, exempleado de bienes raíces

Zhang Hai perdió a su padre por COVID-19 en febrero pasado. Era un veterano del Ejército Popular de Liberación que pasó décadas trabajando en el programa de armas nucleares de China.

Zhang y su padre, ambos nativos de Wuhan, estaban viviendo en Guangzhou y viajaron a Wuhan para una operación en una pierna del padre. En esos días, las autoridades estaban minimizando el riesgo de transmisión de persona a persona del coronavirus y Zhang dice que si hubieran sabido lo que sucedía realmente nunca hubieran viajado a Wuhan.

Zhang presentó en junio una demanda contra el gobierno local por falta de responsabilidad y desde entonces dice que ha sido acosado constantemente por la policía. Relató a la VOA que las autoridades bloquearon sus cuentas de redes sociales en seis ocasiones, vigilaron sus actividades en la aplicación de mensajes WeChat e interfirieron su teléfono celular.

También fue amenazado de cárcel si no “dejaba de hablar”.

“Estoy extremadamente disgustado”, dijo Zhang a la VOA. “Yo soy un ciudadano común, no soy un espía, no soy un enemigo del partido (comunista chino). Mi demanda de responsabilidad es un acto patriótico”.

Zhang es uno de los pocos ciudadanos que perdieron seres queridos en la pandemia que han hablado abiertamente.

“La gente está callada, pero eso no significa que su indignación haya desaparecido”, señaló.

Según Maya Wang, una investigadora de China de Human Rights Watch, “la narrativa del gobierno chino de que ganó la ‘guerra’ a COVID-19 está condicionada a silenciar a los que hablan de los fallos en la respuesta del gobierno a la pandemia y los abusos cometidos bajo el pretexto de frenar la propagación del virus”.

[Este artículo de los periodistas Xiao Yu y Shih-Wei Chou fue originalmente publicado en VOA News]

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