La primera dama de EE.UU., Michelle Obama, pronunció este martes un discurso en la Convención Demócrata en el que hizo una apasionada defensa del carácter y los valores de su esposo, el presidente Barack Obama, que el jueves será nominado por su partido para aspirar a un segundo mandato en la Casa Blanca.
“Les puedo asegurar que será un extraordinario presidente”, dijo a la audiencia la primera dama a la par que resaltó las cualidades, la visión y valores demostrados por Obama no sólo como mandatario sino también como hijo, como esposo y como padre. “La verdad vale”, subrayó.
Con emotivas palabras, dijo que el presidente Obama es el mismo hombre que conoció años atrás y “hoy lo amo más”, subrayó, porque para él el éxito no se mide por la cantidad de dinero que una persona haga sino por lo que uno sea capaz de hacer por los demás.
“Nunca olviden- dijo-. Lograr lo imposible es la historia de esta nación”, y podemos hacer nuestra parte, “podemos dar a cada quien en este país una justa oportunidad de alcanzar el sueño americano”, agregó.
Michelle Obama confesó que no hablaba como primera dama, ni siquiera como esposa, sino como madre. “Si nuestros padres lucharon por nosotros, --recalcó--de seguro que nosotros podemos seguir sacrificándonos y construir para nuestros hijos y nietos”.
Hay que hacer que nuestras voces se oigan el día de las elecciones, indicó. “Tenemos mucho más que hacer –dijo.-- Debemos trabajar como nunca antes por el hombre en que confiamos puede hacer que este país siga avanzando hacia adelante”.
Con un estilo muy peculiar como primera dama que ha mostrado por igual en cenas de estado, que en entrevistas por televisión y en visitas al extranjero, Michelle Obama utilizó en el Time Warner Cable Arena todas sus facultades como principal animadora de la campaña electoral demócrata.
No obstante, un sondeo difundido horas antes por la cadena CNN dio a Obama y al candidato republicano Mitt Romney empatados en las intenciones de voto cuando hace una semana el presidente superaba 49 a 47 por ciento a su rival.
La primera jornada del gran evento en Charlotte coincidió con una noticia nada propicia para los demócratas difundida por el Departamento del Tesoro, que dio a conocer que la deuda nacional superó la cifra de 16 billones de dólares.
De acuerdo con la firma encuestadora Gallup, el grado de respaldo a la gestión del presidente ha descendido de casi 70 por ciento cuando llegó a la Casa Blanca a 45 por ciento a principios de este mes, cuando son más los estadounidenses que desaprueban su gestión que los que la secundan.
Con todo, Obama y el Comité Nacional Demócrata han convocado en Carolina del Norte a una sólida escuadra de oradores para tratar de levantar el ánimo de los afiliados al partido y ganarse la simpatía de los votantes independientes muchos de quienes siguen estando indecisos sobre quién debe ser el próximo presidente.
La pregunta que estará en suspenso desde el inicio hasta que concluya la Convención de Charlotte será la misma que el candidato republicano Mitt Romney formuló y sobre la que dio su versión la semana pasada en Tampa, Florida: ¿están ahora mejor los estadounidenses que hace cuatro años?
La primera dama llegó a Charlotte desde el primer día y permanecerá allí hasta la clausura para hacer patente el apoyo a su esposo. Entre sus planes está hablar en eventos organizados por las juntas partidistas (caucus) demócratas de afroamericanos, hispanos y mujeres.
Junto a la esposa del vicepresidente Joe Biden, Jill Biden, la primera dama también participará en un acto con miembros de las fuerzas armadas el jueves para enviar suministros de aliento a las tropas estadounidenses movilizadas en el extranjero.
El jueves Michelle Obama se sumará a los 74 mil espectadores que concurrirán al Bank of America Stadium para presenciar el momento en que el presidente acepte formalmente la nominación demócrata como candidato a cuatro años más en la Casa Blanca.
“Les puedo asegurar que será un extraordinario presidente”, dijo a la audiencia la primera dama a la par que resaltó las cualidades, la visión y valores demostrados por Obama no sólo como mandatario sino también como hijo, como esposo y como padre. “La verdad vale”, subrayó.
Con emotivas palabras, dijo que el presidente Obama es el mismo hombre que conoció años atrás y “hoy lo amo más”, subrayó, porque para él el éxito no se mide por la cantidad de dinero que una persona haga sino por lo que uno sea capaz de hacer por los demás.
“Nunca olviden- dijo-. Lograr lo imposible es la historia de esta nación”, y podemos hacer nuestra parte, “podemos dar a cada quien en este país una justa oportunidad de alcanzar el sueño americano”, agregó.
Michelle Obama confesó que no hablaba como primera dama, ni siquiera como esposa, sino como madre. “Si nuestros padres lucharon por nosotros, --recalcó--de seguro que nosotros podemos seguir sacrificándonos y construir para nuestros hijos y nietos”.
Hay que hacer que nuestras voces se oigan el día de las elecciones, indicó. “Tenemos mucho más que hacer –dijo.-- Debemos trabajar como nunca antes por el hombre en que confiamos puede hacer que este país siga avanzando hacia adelante”.
Con un estilo muy peculiar como primera dama que ha mostrado por igual en cenas de estado, que en entrevistas por televisión y en visitas al extranjero, Michelle Obama utilizó en el Time Warner Cable Arena todas sus facultades como principal animadora de la campaña electoral demócrata.
No obstante, un sondeo difundido horas antes por la cadena CNN dio a Obama y al candidato republicano Mitt Romney empatados en las intenciones de voto cuando hace una semana el presidente superaba 49 a 47 por ciento a su rival.
La primera jornada del gran evento en Charlotte coincidió con una noticia nada propicia para los demócratas difundida por el Departamento del Tesoro, que dio a conocer que la deuda nacional superó la cifra de 16 billones de dólares.
De acuerdo con la firma encuestadora Gallup, el grado de respaldo a la gestión del presidente ha descendido de casi 70 por ciento cuando llegó a la Casa Blanca a 45 por ciento a principios de este mes, cuando son más los estadounidenses que desaprueban su gestión que los que la secundan.
Con todo, Obama y el Comité Nacional Demócrata han convocado en Carolina del Norte a una sólida escuadra de oradores para tratar de levantar el ánimo de los afiliados al partido y ganarse la simpatía de los votantes independientes muchos de quienes siguen estando indecisos sobre quién debe ser el próximo presidente.
La pregunta que estará en suspenso desde el inicio hasta que concluya la Convención de Charlotte será la misma que el candidato republicano Mitt Romney formuló y sobre la que dio su versión la semana pasada en Tampa, Florida: ¿están ahora mejor los estadounidenses que hace cuatro años?
La primera dama llegó a Charlotte desde el primer día y permanecerá allí hasta la clausura para hacer patente el apoyo a su esposo. Entre sus planes está hablar en eventos organizados por las juntas partidistas (caucus) demócratas de afroamericanos, hispanos y mujeres.
Junto a la esposa del vicepresidente Joe Biden, Jill Biden, la primera dama también participará en un acto con miembros de las fuerzas armadas el jueves para enviar suministros de aliento a las tropas estadounidenses movilizadas en el extranjero.
El jueves Michelle Obama se sumará a los 74 mil espectadores que concurrirán al Bank of America Stadium para presenciar el momento en que el presidente acepte formalmente la nominación demócrata como candidato a cuatro años más en la Casa Blanca.