Tras su reunión con el presidente Ucraniano Petro Poroshenko, el primer ministro británico David Cameron reafirmó su apoyo a Ucrania al reiterar que el verdadero problema del conflicto es el rechazo de Rusia a aceptar la soberanía de Ucrania.
Incluso, la canciller alemana, Angela Merkel, quien ha sostenido que imponer más penalidades a Rusia podría afectar económicamente al país teutón, no descartó que las medidas sean más severas.
Otro de los países que se unió a las presiones de la comunidad internacional fue Australia, dando a conocer nuevas sanciones, como la restricción en la exportación de armamento a Rusia y el cierre de bancos rusos en Australia.