La coalición encabezada por Estados Unidos llevó a cabo 38 ataques aéreos contra objetivos del grupo Estado Islámico en Siria e Irak durante un periodo de 24 horas del sábado al domingo.
Casi la mitad de los ataques fueron en torno a Raqqa, la autoproclamada capital del grupo Estado Islámico.
Un sitio web militante dijo que por lo menos 10 personas fueron muertas y decenas resultaron heridas en los ataques aéreos en Raqqa. Los ataques aéreos también estuvieron dirigidos a combatientes islámicos, estructuras y equipos cerca de Hasakah y Kobani en Siria y Habbaniya, Haditha, Makmur, Mosul, Sinjar y Tal Afar en Irak.
Bob Corker, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, dijo el domingo en el programa “Face the Nation” de CBS que no ve los ataques aéreos como una nueva fase en la lucha contra ISIS.
“De nuevo, esto son ataques aéreos. Aún no hemos resuelto un acuerdo con Turquía sobre zonas de exclusión aérea en su frontera, que un gran número de soldados al terreno. Aún tenemos problemas con el programa de entrenamiento y equipos a rebeles sirios. Entonces no veo esto como una nueva etapa. La estrategia del presidente Obama es contener a Siria e Irak, y realmente no veo nuevos acontecimientos. No estoy al tanto de ningún acontecimiento que cause que pensemos que esto es una nueva etapa en el esfuerzo” dijo Corker.
Turquía, entre tanto, cautelosa de los kurdos sirios y de los combatientes de ISIS según se indicó aumentó su presencia militar a lo largo de la frontera con Siria para evitar que los combatientes pasen hacia su territorio. Ankara ha advertido que tomará represalias si siente que su seguridad es amenazada, según un mensaje recibido por Washington la semana pasada, indicó el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby.
El analista regional Stephen Zunes, de la Universidad de San Francisco, sugiere que el repunte en los ataques aéreos encabezados por EE.UU. puede ser en respuesta a las crecientes preocupaciones de seguridad de Turquía.