De esta manera EE.UU. y su aliado pierden el derecho al voto y por tanto influencia en las decisiones que deba tomar la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Cabe resaltar que el aporte financiero de EE.UU representaba el 22% del total del presupuesto con el que cuenta la UNESCO para desarrollar sus proyectos y que tras el retiro puso a la organización en aprietos económicos obligando a reducir o cancelar iniciativas avaladas por EE.UU. sobre el Holocausto y la investigación de los maremotos en los últimos dos años.
El Comisionado Nacional de Estados Unidos, Phyllis Magrab, dijo que EE.UU. “perdía lo más importante” y reconoció que tendrá menos influencia.
El embajador israelí en la UNESCO, Nimrod Barkan expresó a la agencia AP respaldar la posición de EE.UU. basada en la oposición a la politización de la UNESCO al reconocer un “país que no existe”.