El discurso del presidente estadounidense Donald Trump sobre Venezuela, durante su visita al estado de la Florida, puede considerarse como el prólogo de una mayor presión diplomática y militar en contra del gobierno en disputa de Nicolás Maduro, según valoran analistas y expertos en relaciones internacionales.
El presidente Trump participó este viernes en dos eventos que tuvieron a Venezuela como telón de fondo: el primero, en las instalaciones del Comando Sur de las Fuerzas Armadas, que en abril lanzó una operación antidrogas en el Caribe; y el segundo, en una mesa redonda con representantes de la diáspora venezolana y cubana, en la iglesia de Doral JWC.
“Vamos a luchar por Venezuela y vamos a luchar por nuestros amigos de Cuba. Cuba y Venezuela, lo tenemos perfectamente bajo control”, declaró el mandatario en su encuentro con jefes militares del Comando Sur y de países aliados, como Brasil y Colombia.
Posteriormente, en su reunión con voceros de las comunidades venezolana y cubana, Trump celebró que su administración haya impuesto “sanciones históricas contra el régimen de Maduro” y subrayó su apoyo a “los líderes legítimos de Venezuela”, entre los que resaltó puntualmente a Juan Guaidó, presidente interino y del Parlamento.
Emilio Figueredo, abogado y director del portal de debate políticos Analitica.com, resalta la presencia de generales de Brasil y Colombia en el primer encuentro con Trump, así como el detalle de los resultados obtenidos en las operaciones antinarcóticos en aguas cercanas a Venezuela.
También, pondera el anuncio del respaldo a esos patrullajes de los Países Bajos, mediante sus territorios y plataformas marítimas en Antigua, Curazao y Bonaire, así como la descalificación de Trump contra Maduro por sus nexos con actividades ilícitas.
“La presión, lejos de disminuir, va a aumentar”, sostiene Figueredo en conversación con la Voz de América.
A su juicio, pueden esperarse “medidas conexas” de respaldo a esas operaciones militares, como la adoptada la semana pasada por el juez del distrito de Columbia, James Boasberg, quien autorizó la incautación de la gasolina enviada a Venezuela en buques de Irán.
Para Figueredo, también ex embajador de Venezuela, no pasa desapercibida la alusión de Trump a un misil 17 veces más rápido que cualquier otro en su reunión con el Comando Sur.
“Fue una alerta del uso de nuevas tecnologías para combatir el narcotráfico. Es un discurso de guerra contra el crimen transnacional y muchas veces se ha comparado a Venezuela con un Estado delincuente o fallido”, observa.
La retórica del presidente estadounidense, opina, encaja con la declaración del Parlamento europeo de esta semana sobre Venezuela, en la que sugiere a la Corte Penal Internacional investigar crímenes de lesa humanidad del madurismo y advierte de nuevas sanciones.
Un reto, una omisión
A Juan Francisco Contreras, versado en las relaciones internacionales y profesor de la Universidad Central de Venezuela, le llama la atención que Trump dedique prácticamente un día entero a Venezuela en un año electoral y en tiempos donde prevalecen el combate al nuevo coronavirus y a la crisis económica en Estados Unidos.
Contreras, presidente del colegio de internacionalistas de Venezuela, considera que la permanencia de Maduro es una “especie de reto” para el jefe de Estado norteamericano en momentos cuando su favoritismo electoral está en entredicho de cara a las votaciones de noviembre.
“Abre una especie de incógnita de si va a hacer cosas más allá de las que ha hecho. Quizá,
El tema venezolano podría ser una Espada de Damocles para Trump”, declaró a la VOA.
Diana Romero, experta en derecho internacional y decana de la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas de la Universidad del Zulia, se declara extrañada de la modalidad que tuvo el encuentro de Trump con los representantes de la diáspora venezolana y cubana.
A su entender, el presidente estadounidense pudo haber expresado un compromiso “más fuerte” sobre el caso venezolano y los participantes pudieron haber expresado preocupación por los efectos internos de las sanciones económicas a largo plazo.
“El encuentro dejó un sinsabor. Hubo momentos de adulación exacerbada a la figura de Trump en esta época, próxima a una elección. Era el momento oportuno para ser firmes y pedirle que manifestara qué podía hacer él por Venezuela, Nicaragua o Cuba”, analiza en entrevista con VOA Noticias.
Romero dice haber captado en las intervenciones de la mesa redonda un mayor interés sobre el peligro del comunismo en Estados Unidos que en los países mencionados.
Luis Angarita, experto en asuntos internacionales y docente de la Universidad Central de Venezuela, enmarca los eventos de Trump en Florida en su campaña por la reelección presidencial. De hecho, no cree que sea casual que Joe Biden, su eventual contendiente demócrata, también se haya pronunciado este viernes sobre la situación humanitaria de Venezuela.
Al margen de los actos oficiales de este viernes, opina que Trump puede mostrar avances en materia de sanciones al madurismo y de control de la red de corrupción en Venezuela gracias a la detención en Cabo Verde del empresario colombiano Alex Saab, señalado de conspirar con el gobierno de Caracas para el enriquecimiento ilícito.
“Es una verdadera presión a los intereses del régimen de Maduro. Si llega a lograr el trámite de extradición, será una victoria en el debate electoral para cautivar al voto latino y a la diáspora venezolana”, razona Angarita.