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Expertos: la consulta popular opositora en Venezuela es “positiva, pero pálida”


El presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó habla un acto en Caracas, Venezuela. Septiembre, 7 2020.
El presidente encargado de Venezuela Juan Guaidó habla un acto en Caracas, Venezuela. Septiembre, 7 2020.

Analistas opinan que el riesgo de contagio, el estado de frustración popular y la pérdida de piso político de Guaidó conspiran contra el éxito de la consulta. Creen que la oposición venezolana vive hoy “una encrucijada”.

La consulta popular convocada en Venezuela por el presidente interino Juan Guaidó busca fortificar el piso político de la oposición en Venezuela y romper la desmotivación del ciudadano común en tiempos de pandemia, pero su éxito es una misión “difícil”, advierten analistas.

Guaidó convocó este mes a una consulta, contemplada en la Constitución del país, luego de ratificar que los 37 partidos que le apoyan no participarán en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, convocadas por el Consejo Nacional Electoral con la venia del gobierno en disputa de Nicolás Maduro.

Si bien su despacho no ha aportado mayores detalles sobre ella, se da por sentado que la condena a los comicios legislativos de diciembre y un eventual respaldo a las acciones opositoras se incluirán en las preguntas de la consulta.

Livio de Los Ríos, politólogo, abogado y profesor de la Universidad del Zulia, explica que la iniciativa está vinculada a un “criterio de legitimidad” de Guaidó y, a su vez, al rescate de la motivación popular en torno de la causa opositora.

“Es una buena iniciativa, interesante. Hay una oportunidad para que el grupo opositor se acompañe y salga de la virtualidad, porque hoy todo es intangible, a través de las redes sociales”, opina en conversación con la Voz de América.

La idea encara, sin embargo, un inconveniente clave. “Es el nivel de validez que pueda tener. Es un soporte en el reconocimiento espontáneo, pero la participación debe ser objetivamente demostrable”, dice.

De Los Ríos considera que la consulta popular es “una encrucijada” que puede apuntalar el reposicionamiento de Guaidó, cuyo liderazgo vivió, a su entender, “un bajón” en la pandemia tras su gira internacional de enero.

El también presidente del Parlamento venezolano viajó a inicios de año por Europa y Estados Unidos, donde logró apoyos relevantes en su cargo y misión, como el aplauso bipartidista que protagonizó en el Estado de la Unión.

La pandemia terminó de eclipsar, no obstante, todas las estrategias opositoras para lograr sus objetivos de destronar a Maduro de la Presidencia, gestionar un gobierno de transición y realizar elecciones libres y transparentes en Venezuela.

De Los Ríos, docente de las cátedras de Ciencias Políticas y Derecho, insiste en que tanto el reposicionamiento de Guaidó como la generación de motivación entre opositores dependerán de la “pulcritud” de los resultados de la consulta.

Antecedentes frustrantes

La consulta es comparable a un proceso similar que realizó la oposición tanto dentro como fuera de Venezuela el 16 de julio de 2017, sin apoyo del CNE.

Entonces, la oposición contabilizó poco más de siete millones y medio de votos.

Se hicieron tres preguntas, que reflejaron el rechazo a la Constituyente propuesta por Maduro, llamaron a la Fuerza Armada a apoyar al Parlamento y apoyaron la renovación de los poderes públicos, las elecciones “libres y transparentes” y la creación de un gobierno de “unión nacional”.

En 2004, hubo un referendo revocatorio presidencial cuando Hugo Chávez ocupaba el Palacio de Miraflores. Lo ganó con más del 60 por ciento de los votos.

Luego, en 2007, el chavismo perdió otra consulta sobre una reforma constitucional. Dos años después, ganó una consulta de enmienda a la Carta Magna, que incluía la reelección indefinida o continua de todo cargo público.

Ricardo Ríos, politólogo de la Universidad de los Andes, explica que los referendos y consultas en el país se han dividido entre los realizados por un ente oficial con carácter vinculante y los convocados por entes no oficiales.

“La consulta de julio de 2017 fue un hito político sin precedentes, pero no se pudo transformar en hechos políticos que modificaran el estamento jurídico político. Se convirtió en una frustración posterior”, dice a la Voz de América.

Analistas como Luis Salamanca, abogado constitucionalista y politólogo, dudan que la consulta actual sea tan concurrida como la de hace tres años.

“Esta consulta no es feliz, no va a tener éxito, primero, por la situación pandémica; segundo, porque Guaidó está perdiendo sustento popular; tercero, por la división de los partidos opositores; cuarto, por el malestar tremendo que está (presente) en la población, que se está refugiando en la antipolítica”, evalúa desde Madrid, España, en entrevista con la VOA.

Salamanca valora que la consulta planteada por Guaidó tiene “perfecto anclaje constitucional”, pero además la evalúa como un intento de “sustituta” de las parlamentarias de diciembre de parte del liderazgo opositor.

Consulta "pálida"

Ríos, de la ULA, opina que Guaidó y sus aliados encaran un “contexto muy adverso”, esencialmente por los riesgos de contagio en una votación presencial.

“Es una iniciativa positiva, pero pálida, que probablemente no tenga el éxito de la de 2017, donde había una sociedad volcada hacia la calle”, anticipa.

La consulta es un “desafío” para la comunidad internacional, que pudiera no reaccionar como espera la oposición en caso de una floja participación, estima.

Recuerda que la Unión Europea, por ejemplo, critica la realización de las parlamentarias en el país por la preocupación epidemiológica.

La falta de cohesión de alguna fracción de la oposición también es piedra de tranca. El fracaso en la convocatoria causaría “una sensación de duda” a lo interno de la oposición, observa, por su parte, el profesor Livio De Los Ríos.

“Implica un esfuerzo triple al de una situación normal. El malestar, el fastidio, el aislamiento y el espíritu de sobrevivencia hacen que la gente no quiera incluirse en cosas que no den resultados definitivos. Va a ser muy cuesta arriba generar una acción verdaderamente masiva”, acota el docente zuliano.

El gobierno en disputa, opina Salamanca, permitirá su realización al prever el “rédito político” que le dejaría un eventual fracaso de la convocatoria.

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