Más operaciones especiales y bombardeos con aviones espías no tripulados figuran entre las nuevas pautas estratégicas de la guerra que de ahora en adelante librará Estados Unidos contra el grupo terrorista al-Qaeda.
Así lo dio a conocer en Washington el principal asesor del presidente Barack Obama en materia antiterrorista, John Brennan, quien dijo que como parte de la nueva estrategia de guerra habrá menos enfrentamientos armados terrestres.
Brennan dijo que se trata de una guerra sostenida, una incesante campaña que aprovechará cada elemento del poder estadounidense. "No buscamos otra cosa que la total destrucción de este diablo que se llama al-Qaeda", agregó.
Señaló que hay que atacar a sus dirigentes, refugiados en las zonas tribales del noroeste de Pakistán, e impedirles establecer santuarios en Pakistán y Afganistán.
De igual manera precisó que “hay que atacar a las organizaciones aliadas de al-Qaeda en Yemen, Somalia, Irak o en el Magreb, cada vez más peligrosas”.
El consejero de la Casa Blanca señaló que la nueva estrategia, perfilada luego del ataque que abatió el 2 de mayo pasado a Osama bin Laden en Pakistán, refleja además "los cambios políticos extraordinarios" que se desarrollan Oriente Medio y el norte de África.
Según Brennan, al-Qaeda ha buscado dañar financieramente a EE.UU. “llevándonos a guerras largas y costosas que además provocan un sentimiento antiestadounidense".
En razón a eso indicó que el nuevo plan estratégico “considera el territorio nacional (de EE.UU.) como área de interés principal en nuestros esfuerzos antiterroristas".
También apuntó que tanto Irán como Siria siguen siendo principales apoyos del terrorismo."Así que vamos a seguir utilizando todas las herramientas de nuestra política exterior para evitar que estos regímenes y organizaciones terroristas amenacen nuestra seguridad nacional", dijo.