Venezuela: Iglesias buscan seguir atendiendo a los fieles pese a la pandemia

Fray Luis Salazar, sacerdote y fraile capuchino de la comunidad católica venezolana. [Foto: Fabiana Rondón, VOA]

En el mundo y especialmente, en América Latina, la religión desempeña un rol importante en la vida de las personas. Son millones los creyentes que desde la llegada de los conquistadores españoles y portugueses, adoptaron una religión que básicamente dirige la forma en la que llevan sus vidas .

El catolicismo es una de las corrientes religiosas más seguidas en el continente americano, pero en los últimos años otras como el cristianismo y los protestantes han aumentado su número de fieles.

En Venezuela, la fe a través de las distintas religiones siempre ha perdurado. La Constitución del país consagra la libertad de culto, siempre y cuando la práctica de una religión no infrinja la moralidad, la decencia o el orden público. Las demás leyes y normas contribuyen a que, por lo general, las religiones se practiquen libremente.

Desde la llegada de la pandemia de la COVID-19, estas distintas prácticas detuvieron sus actividades cotidianas para evitar una propagación del virus. Pese a ello, mantuvieron –a la distancia– su obligación de no dejar solos a los fieles, considerando el miedo y peligro que existe por este virus.

Iglesia católica

Fray Luis Salazar durante una transmisión en vivo de Instagram. Foto: Cortesía.

La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), es una institución de carácter permanente, que de acuerdo al Concilio Vaticano II, asocia a los obispos del país para ejercer su apostolado según lo determina la Iglesia Católica para Venezuela.

Desde el inicio del decreto de cuarentena, la CEV emitió un comunicado donde hacía un llamado a los fieles católicos “a acatar las directrices emanadas (por las autoridades), y que apuntan al bien común y a la defensa de la salud de todos sin excepción”.

En este sentido, tomaron la decisión de posponer todas las actividades de carácter formativo y catequésico, así como las procesiones, fiestas patronales, peregrinaciones, actos religiosos, al igual que los actos litúrgicos, incluida la celebración eucarística hasta nuevo aviso. Sólo se celebran las exequias y el sacramento de la unción de los enfermos.

Tres meses después del decreto de confinamiento, la iglesia católica presentó una propuesta en la que expuso algunas modalidades que podrían implementar para volver a abrir sus puertas en el marco de la “nueva normalidad”. Pero hasta ahora, las iglesias de ninguna religión han entrado en el esquema de flexibilización 7+7 que emplea el gobierno en disputa de Nicolás Maduro para reactivar la actividad en el país.

La Voz de América conversó con Fray Luis Salazar, sacerdote y fraile capuchino de la comunidad católica venezolana, quien asegura que la llegada de la pandemia al país ha significado un reto para la iglesia, han tenido que reinventarse y reorientarse para atender a la gente en medio esta realidad tan delicada que se está viviendo.

Las tradiciones religiosas para la iglesia católica han sido modificadas por completo “No celebramos la Semana Santa que es la semana más importante para la fe católica, luego la Pascua de Resurrección y las fiestas más importantes como Pentecostés, la Ascensión del Señor, la Santísima Trinidad, Corpus Christi y el Sagrado Corazón de Jesús, la fiesta de la Virgen del Carmen; esas celebraciones que son tan representativas para nosotros fueron reestructuradas por completo y solo algunas se pudieron hacer de forma digital”, cuenta el sacerdote

Además de reestructurar las celebraciones, Fray afirma que es un compromiso llevar la vivencia de las misas y la vivencia de la fe a los hogares venezolanos,, dice que todo se redujo a poder llevar a la comunidad católica venezolana la palabra de Dios a través de una pantalla.

Considera que los creyentes no deben alejarse en estos momentos de la iglesia, al contrario, señala, la fe aquí tiene que fortalecerse y la iglesia está haciendo esto por prudencia, con un itinerario.

“Lo que no queremos es que la iglesia, en esta realidad de Venezuela, nos echen la culpa (a la iglesia) porque hay un rebrote. No, hay que tener mucha prudencia ante esto”, comenta el sacerdote.

Ante la realidad de la pandemia, el fraile asegura que Venezuela debe tener la esperanza y la certeza de que esto es pasajero y que hoy más que nunca Dios está con cada uno.

Judaísmo

El Rabino Isaac Cohen, principal de la Asociación Israelita de Venezuela (AIV), en entrevista con la Voz de América, explica cómo la COVID-19 ha impactado en sus vidas religiosas, lo define como una nueva rutina a la que tuvieron que adaptarse.

Considera que ha sido tarea de la comunidad educar en cuanto a cuáles son las prevenciones que se deben tomar para combatir esta enfermedad y a permanecer en casa. “Esto ha sido tarea de la comunidad atender a personas y familias necesitadas de apoyo económico, social y asistencial”, asegura Cohen.

Las tradiciones del judaísmo se han limitado a rezos de mínima expresión porque las sinagogas están técnicamente cerradas. Las actividades que se requieren para la obtención de productos aptos para el consumo alimenticio, KOSHER - un conjunto de leyes dietéticas sobre los alimentos que los judíos pueden comer y cómo esos alimentos deben prepararse - lo continúan realizando, pero de una manera periódica ya que requiere de un mayor esfuerzo: transporte, almacenamiento, distribución, entre otros.

Cohen afirma que ha sido muy complejo adaptarse al confinamiento obligatorio. “Es muy rudo lo que estamos viviendo. Los judíos rezamos tres veces al día en congregación. Se han suspendido los servicios. Salvo contadas ocasiones, en las cuales se reserva muy estrictamente el derecho de admisión y se toman todas las medidas de distanciamiento social, lavado de manos y uso de mascarilla”, agrega.

El rabino explica cómo se han reinventado para poder continuar con sus oficios religiosos. El cierre técnico afecta a todos. Ayuda en algo el uso de Zoom, dice, sin embargo, añade que esto es un asunto a lo que la religión no está acostumbrada. Los rabinos dictan charlas online y se hacen actividades virtuales. Pero la vida en comunidad ha estado restringida. “Cuando pensamos que la situación mejora, los rebotes en cifras de infectados en Venezuela y el mundo, nos hacen ser más estrictos”.

El rabino asegura que adaptarse a esta realidad no ha sido nada fácil pues tratan de cumplir con sus costumbres en la medida de lo posible. “En días de semana, es más factible. Sin embargo, los sábados y festividades mayores, está prohibido el uso de electricidad, teléfono y computadoras”, relata que esto los coloca en desventaja comunicacional respecto a otros credos, y aumenta la presión sobre la dirigencia respecto al sagrado deber y genuino derecho de orar.

Su mensajes a todas las comunidades religiosas es que vean el lado positivo: las familias comparten más, los padres saben qué hacen los hijos. Asegura que ahora se aprecian aquellas cosas que parecían obvias. “Nada es obvio, nada está garantizado. Los caminos del Señor son a veces extraños, pero nos conducen a buen término", finaliza.

Cristianos evangélicos

Distintos grupos evangélicos se han puesto al frente de la resistencia al distanciamiento social que se ha establecido para combatir la pandemia que causa estragos en el mundo. Actitud que provoca grietas dentro de la propia comunidad evangélica, donde otros advierten sobre la peligrosidad del nuevo virus y optaron por ofrecer servicios en línea.

Jesus Laya, pastor cristiano, relata que a pesar de que la biblia pronostica que se vivirán momentos muy oscuros, no estaba en los planes de nadie una pandemia de esta magnitud. Esta calamidad, como la describe, es una oportunidad para demostrar que se cree en un Dios que es real y que es vivo.

Los principios de los cristianos evangélicos no cambian por las circunstancias, sostiene Laya. Las actividades y rutinas, como en todos las esferas sociales, solo se han adaptado para seguir avanzando con nuevos recursos y estrategias. “Todo se ha modificado, todo es en la distancia, de manera virtual pero seguimos con la misma cercanía hacia nuestro Dios”.

El pastor tiene la certeza de que la pandemia de la COVID-19 es temporal, y afirma que muchos están conscientes de que no se volverá a tener la misma realidad, sino que habrá que adaptarse a una nueva forma de vida. Considera que a pesar de que los templos están cerrados, la situación los ha llevado a examinar el cristianismo no colectivo sino el cristianismo personal, su relación con Dios y con su fe.

Existen muchos pastores que están afiliados a una organización específica y estas tienen sus estrategias para que todos puedan manejarse de la mejor manera; sin embargo, existen individualidades ya que no todos cuentan con los mismos recursos, pero generalmente todas han migrado a hacerlo en línea.

Laya explica que sin duda los momentos difíciles suelen mostrar lo bueno y lo malo que hay en cada persona, o los fortalece o los derrumba. “Muchas personas están en una etapa inestable de su fe y esta prueba tan fuerte que estamos viviendo puede llevarnos a rendirnos delante de Dios o a fortalecerla”.

Los domingos se hacen las reuniones y en los días de semana intentan que también hayan entrenamientos, conferencias y en las comunidades siguen presentes las reuniones, pero solo entre 4 y 5 personas respetando el distanciamiento social.

El pastor agrega que este tiempo es propicio para que todos evalúen su fe y tomen la decisión, de seguir creyendo o renunciar, y ratifica que esta situación debe reforzar la relación que se tiene con Dios.

Testigos de Jehová

Daniel Rivas, perteneciente a la comunidad venezolana de los Testigos de Jehová, junto a otros miembros.

Daniel Rivas, perteneciente a la comunidad de los Testigos de Jehová, explica que la pandemia a ellos no les cae de sorpresa, ya que está situación, a pesar de que acontece a todos, son profecías que se deben de cumplir “como lo dice Lucas 21:11", cita: "Habrá grandes terremotos y, en un lugar tras otro, hambre y epidemias. Y se verán escenas espantosas y grandes señales del cielo".

Rivas cuenta que en todo el mundo en su iglesia hay unidad, en todos los países se dirigen de la misma forma, lo que para ellos significa más unión, porque saber que todos están haciendo lo mismo en un mismo momento, les alimenta el alma, asegura.

Sus tradiciones religiosas ya no suelen hacerlas en sus salones del Reino, como son llamados los lugares donde se reúnen, sino que cada quien lo hace desde su hogar. Al igual que no pueden predicar de casa en casa por las prevenciones de la cuarentena, lo hacen por mensajes de texto, WhatsApp, llamadas y cartas, comenta Daniel.

“Nuestra organización ha dado facilidades para reunirnos, por ejemplo vía Internet, pero dado el caso de que alguno no tengan acceso, ciertos hermanos se ofrecen a llevar la reunión grabada hasta sus hogares en un pen drive y así ellos de igual forma disfrutar de las reuniones", agrega Rivas.