Una investigación inicial (sin concluir) del Buró Federal de Investigaciones (FBI) junto con otras entidades del gobierno de Estados Unidos, descartó que haya sido un acto terrorista la explosión del 25 de diciembre pasado en Nashville, Tennessee.
“La investigación encontró que Anthony Quinn Warner de Antioch, Tennessee, actuando solo, construyó y finalmente detonó el artefacto explosivo improvisado colocado en el vehículo. Se determinó que sus acciones no estaban relacionadas con el terrorismo”, dijo el lunes la oficina del FBI en Nashville.
El informe asegura que Warner actuó con la intención de “poner fin a su propia vida” y que lo hizo impulsado de algún modo por “factores estresantes de su vida, incluida la paranoia”, así como una larga cadena de creencias individualizadas, asociadas a “varias teorías de conspiración excéntricas”, y “el deterioro de las relaciones interpersonales”.
El hecho ocurrió el 25 de diciembre de 2020 sobre las 6:30 de la mañana, en el centro de Nashville, cuando Warner hizo explotar una furgoneta de su propiedad, causando heridas a tres personas y cuantiosos daños materiales.
Aunque hubo diversas teorías e informaciones sobre el móvil de suceso, la agencia federal de investigaciones ha publicado un resultado casi definitivo.
“El análisis del FBI no reveló indicios de un motivo ideológico más amplio para utilizar la violencia, provocar un cambio social o político, ni revela indicios de un agravio personal específico centrado en personas o entidades en y alrededor del lugar de la explosión (un edificio de la compañía AT & T)”, concluye el comunicado de prensa.
