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Obama en viaje luctuoso a Arizona


La mayoría de los estadounidenses no cree que la retórica política encendida haya sido un factor en el tiroteo.
La mayoría de los estadounidenses no cree que la retórica política encendida haya sido un factor en el tiroteo.

El presidente de EE.UU. encabezará ceremonia en memoria de las víctimas de la masacre del sábado en Tucson.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, viaja a Tucson, Arizona, donde encabezará una ceremonia en memoria de las víctimas de la masacre del sábado 8 de enero en la que murieron seis personas y 14 fueron heridas, entre ellas la congresista demócrata Gabrielle Giffords.

Obama pronunciará un discurso en el que rendirá tributo a las víctimas y tratará de sosegar la conmocion que ha causado en el país el ataque a sangre fría contra la legisladora, que sigue hospitalizada en estado crítico después que una bala le atravesó el cráneo.

También en momentos difíciles otros presidentes han invocado la unidad nacional, como lo hicieron Ronald Reagan tras la tragedia del transbordador espacial Challenger en 1986, y Bill Clinton luego del atentado de 1995 en Oklahoma City, que dejó 168 muertos.

El país recuerda aún el discurso pronunciado por el presidente George W.Bush en la Catedral Nacional de Washington después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, en medio de la ira y el dolor que cimentó una vez más la fortaleza de la nación.

Un portavoz de la Casa Blanca informó antes del viaje a Tucson, que Obama empezó a trabajar en su discurso la noche del lunes, y que la mayoría de sus comentarios serán en memoria de la víctimas.

"El presidente cree que en este momento lo más importante que deberíamos hacer es dirigir nuestros pensamientos y plegarias a quienes han sido impactados, y asegurarnos de que nos unimos y avanzamos como país", dijo el vocero Nicholas Shapiro.

De hecho, el título que se le ha dado la ceremonia que tendrá lugar en la Universidad de Arizona es "Crecemos juntos: Tucson y Estados Unidos".

Expertos políticos han señalado que la ocasión es propicia para que, por encima de las diferencias políticas que es capaz de exacerbar un hecho de sangre como el de Tucson, el presidente apele moderadamente a la unidad para que el país siga avanzando hombro con hombro.

A fin de evitar cualquier demostración de extremismo, el Congreso de Arizona aprobó en sesión de emergencia una ley que prohíbe las manifestaciones públicas en sitios cercanos a los funerales de las víctimas de la masacre.

Un grupo de fieles de la Iglesia Bautista de Westboro, radicada en Kansas, anunció que planeaba llevar a cabo una manifestación durante los funerales de la niña de 9 años Christina Taylor Green, una de las seis personas muertas en Tucson.

Feligreses de esta iglesia fundamentalista y homofóbica han llevado a cabo protestas en funerales de militares estadounidenses caídos en Irak o Afganistán tratando de hacer ver que sus muertes han sido un castigo de Dios por la tolerancia de que disfrutan los homosexuales en EE.UU.

Una encuesta difundida por la cadena de televisión CBS mostró que la mayoría de los estadounidenses no cree que la retórica política encendida del momento haya sido un factor en los tiroteos del fin de semana en Arizona.

De acuerdo con el sondeo, el 57 por ciento de los encuestados dijo creer que el tono político duro puesto de manifiesto a propósito de las elecciones legislativas de noviembre pasado no tiene nada que ver con los disparos, mientras que el 32 por ciento opinó que sí.

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