El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, dijo el martes que dos años después de aprobado el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, se está consolidando de “manera prometedora”, pero hizo énfasis en la importancia de realizar las gestiones correctas, ya que cualquier error puede traducirse en la pérdida de vidas, violaciones de derechos y tensiones sociales.
Guterres habló durante el lanzamiento del primer informe sobre la aplicación del pacto, evento en el que también recalcó que la pandemia ha impactado de forma negativa a más de 2,7 millones de migrantes, especialmente mujeres y niñas.
De acuerdo con la ONU es necesario que los Estados logren adoptar un espíritu de colaboración ya que ninguno puede abordar la migración en solitario. Además, ha destacado que la llegada del COVID-19 ha visibilizado el valor de la mano de obra migrante, de ahí que también es necesario abordar la discriminación y fomentar la inclusión social y la cohesión entre las comunidades de acogida y los migrantes.
“Debemos fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades contra el virus del odio”, resaltó Guterres quien añadió que “a medida que los Estados miembro y los socios intensifiquen sus esfuerzos, también lo hará el sistema de las Naciones Unidas".
Además, agregó que, durante los próximos años, y bajo la dirección de la Organización Internacional para las Migraciones, la Red de las Naciones Unidas sobre la Migración ampliará su oferta a los Estados miembros y a todos aquellos que deseen marcar la diferencia en la vida de millones de personas.
Informe Panorama Humanitario Mundial
La ONU también presentó el martes el informe anual Panorama Humanitario Mundial el cual estimó que 235 millones de personas en todo el mundo necesitarán algún tipo de asistencia de emergencia para 2021, lo que representa un aumento de un 40% en el último año.
En una nota de prensa el coordinador de ayuda de emergencia de la ONU, Mark Lowcock. dijo que “el incremento se debe casi enteramente al COVID-19”.
El informe estima que una de cada 33 personas en el mundo necesitará ayuda y que por primera vez desde los años 1990, habrá un aumento de la extrema pobreza, una disminución de la esperanza de vida y las muertes anuales por VIH, tuberculosis y malaria podrían llegar a duplicarse.