Pregunta: Usted ha anunciado una reducción de tropas estadounidenses de Afganistán. ¿Cómo debe percibir esta reducción el pueblo afgano?
Respuesta: Pienso que indica el éxito del refuerzo de tropas que hicimos hace medio año, y también la seriedad con que nos tomamos la transición. En 2009 anuncié que enviaría 30.000 tropas adicionales y nuestro objetivo era muy específico: íbamos a cortar el ímpetu al Talibán que estaba tomando más y más control del país, y también a usar ese tiempo para asegurarnos de entrenar a las fuerzas de seguridad afganas de manera que tuvieran la capacidad de proteger a su propio país. Durante ese tiempo hemos hecho enormes progresos, y lo que hemos visto es 100.000 fuerzas afganas entrenadas, áreas como Kandahar y Helmand arrebatadas al Talibán, de manera que las comunidades pueden sentirse más seguras, y lo que estamos haciendo ahora es retirar 10.000 tropas para fines de este año, otras 23.000 para fines del próximo verano, para regresar a los niveles que teníamos antes del refuerzo, y entonces continuaremos a medidas que las fuerzas afganas se fortalezcan con el objetivo de completar esta transición para el 2014. Aunque más allá del 2014 queremos estar seguros de mantener una fuerte relación con el pueblo y el gobierno afganos, no tendremos la misma presencia militar. Pero en lo que respecta a las agendas económica y de desarrollo, lo que esperamos es continuar trabajando con los afganos como lo hemos hecho hasta ahora.
Pregunta: ¿Qué impacto cree usted que esto tendrá en los aliados de la OTAN? Por ejemplo, ¿Cómo garantizará usted que los propios aliados de la OTAN no apuren su retirada, y se vayan del país antes de que lo hagamos nosotros?
Respuesta: Bueno, realmente nos aseguramos de consultar estrechamente con nuestros aliados de la OTAN antes de tomar la decisión. Posteriormente he discutido esto con el secretario general de la OTAN así como con algunos de los principales países miembros, y todos reconocen que lo que hicimos fue enviar un refuerzo que ahora vamos a retirar, pero nuestros niveles originales de 68.000 tropas permanecerán, incluso para fines del año próximo, y seremos capaces de hacer la transición a un ritmo que asegure que las fuerzas afganas son capaces de manejar las necesidades de seguridad de su paìs.
Pregunta: De manera que ahora usted ha tomado su decisión en base a la situación sobre el terreno. ¿Cómo fue todo ese proceso?
Respuesta: Fue una combinación de discusiones con el general Petraeus y con los comandantes sobre el terreno, y también de consultas con el gobierno afgano. Una de las cosas fundamentales aquí es estar seguro del correcto balance, haciendo saber a los afganos que queremos un Afganistán soberano que sea seguro, y que reconocemos que mientras más responsabilidad tengan ellos, mejor va a ser para todos. Pero también asegurándonos de que no nos apuramos tanto que los afganos se vean invadidos una vez más. Y creo que las cifras de que hablamos apuntan al balance adecuado, y son consistentes con un proceso de transición por fases que nos permita seguir siendo socios de los afganos, pero manteniendo en mente que cada día hay afganos que están librando la batalla, que están muriendo por su país, por su libertad y dignidad. Queremos estar seguros de que seguimos siendo un buen socio en ese proceso, pero también queremos enviar una señal al pueblo afgano. “Este es su país, y en última instancia ustedes van a tener las responsabilidades”.
Pregunta: Usted mencionó al gobierno afgano, y el presidente Karzai ha sido bien crítico de Estados Unidos y de la OTAN. ¿Se siente frustrado por tales declaraciones, qué tipo de aliado ha sido el presidente afgano?
Respuesta: Por encima de todo, creo que el presidente Karzai tiene los mismos intereses estratégicos que tenemos nosotros, que son los de un gobierno afgano soberano y seguro que sea capaz de determinar su propio destino, y que vea a la comunidad internacional en general y a Estados Unidos en particular como un fuerte socio que puede respaldar las aspiraciones afganas. Obviamente, habrá tensiones en un escenario difícil donde tenemos una gran cantidad de tropas extranjeras dentro de un país. Es cierto que ha habido momentos en que las tácticas adoptadas sobre el terreno día a día han dado como resultado tensiones, pero en general su interés en asegurar que Afganistán no sea un refugio seguro para los terroristas, que haya una adhesión a la Constitución afgana, esos compromisos que él ha hecho son enteramente consistentes con lo que yo veo como intereses de Estados Unidos.
Pregunta: Hemos hablado de los aliados europeos y la OTAN, y como usted sabe hay un hastío con la guerra, un cansancio en Europa. ¿Siente usted esa misma fatiga aquí, y si es así qué está haciendo frente a ella?
Respuesta: No hay duda de que después de casi 10 años de guerra en Afganistán, el precio en términos de vidas y de dinero desgasta a la gente. La buena noticia es que estamos haciendo la transición desde una posición fuerte, debido a que reforzamos las tropas, al hecho de que fuimos capaces de parar el ímpetu del Talibán, de los logros en materia de seguridad que hemos obtenido y de los avances que hemos visto en las fuerzas afganas. Creo que ambos, el pueblo estadounidense y todos los aliados con quienes hablé, quieren estar seguros de finalizar el trabajo, de que entreguemos a los afganos un país seguro que ellos puedan sostener. Queremos hacerlo de una manera cooperativa que sea respetuosa con la ley y la seguridad afganas, pero también queremos estar seguros de que no abandonemos una causa en la que invertimos mucho.
Pregunta: ¿No cree usted que algunos sectores del pueblo afgano lo verán como un abandono?
Respuesta: No lo creo. Quiero decir, hay que tener en mente que estamos hablando de unos 10.000 solados para fines de este año, 23.000 adicionales para fines del próximo verano, y seguiremos teniendo allí 68.0000 soldados, en adición a las tropas de la coalición, de modo que seguirá siendo una presencia sustancial. Lo que esto indica es que los afganos están lentamente tomando más y más responsabilidad.
Pregunta: Como usted sabe, una palabra de la que se habla en Afganistán es reconciliación. ¿Cómo usted definiría la reconciliación y cuál es el rol de EE.UU. en ese proceso? ¿Apoyaría negociaciones con al menos algunos elementos del Talibán?
Respuesta: Lo que hemos dicho de manera consistente es que tiene que haber un acuerdo político para alcanzar una genuina paz en la región. Pero los términos de ese acuerdo político son importantes, y hemos sido muy claros en nuestro criterio. Alentaremos a los afganos, y nosotros mismos hablaremos con cualquiera, pero tendrán que romper nexos con al-Qaeda, tendrán que acatar la Constitución afgana, que poner fin al uso de la violencia como medio de alcanzar el poder político. Si ellos dan esos pasos, entonces creo que existe una gran posibilidad de crear el tipo de acuerdo político que finalmente daría alivio a los afganos de 30 años de guerra. Pero es importante que nuestros esfuerzos militares sigan siendo el respaldo a esos esfuerzos políticos, y eso significa que el Talibán y otros entiendan que ellos simplemente van tener la posibilidad de sobrevivirnos, que nosotros vamos a estar en una posición de continuar ejerciendo presión sobre ellos para asegurar que vengan a la mesa de negociaciones con un espíritu de respeto hacia las leyes constitucionales afganas.
Pregunta: Inevitablemente cuando uno habla de Afganistán, se habla de Pakistán. Ahora que estamos empezando a retirarnos de Afganistán, ¿cambia el foco de interés hacia Pakistán?
Respuesta: Creo que el foco hacia Pakistán cambió hace dos años. Hay que ver a los dos países como parte de un problema similar, con esa región fronteriza, en la que elementos extremistas habían tomado el control y proveían a al-Qaeda de un refugio seguro desde donde lanzar ataques dentro de Afganistán, dentro del propio Pakistán y en todo el mundo. De modo que hemos buscado fortalecer la cooperación con Pakistán. Obviamente, eso también ha creado tensiones, pero en general Pakistán ha cooperado con nosotros en nuestros esfuerzos de recopilar información de inteligencia, en golpear objetivos de alto valor dentro de Pakistán. Pensamos que ningún país ha sufrido más de los ataques terroristas. De modo que esto va enteramente en su propio interés. Creemos que Pakistán tiene un legítimo rol que jugar como parte del proceso de reconciliación. Sé que el presidente Karzai en sus viajes a Islamabad estuvo de acuerdo en que Pakistán y Afganistán, junto a EE.UU., deben crear un núcleo que pueda discutir cómo proceder en este proceso. Pakistán no sólo tiene una responsabilidad, también creo que tiene un profundo interés en ocuparse de los elementos terroristas que sigue habiendo en su territorio.
Pregunta: Pero es bien claro que la relación entre EE.UU. y Pakistán se ha enfriado. ¿Cómo planea usted reparar la deteriorada relación entre Washington e Islamabad?
Respuesta: Pienso que lo que sucedió es que la relación se ha hecho más honesta con el tiempo. Eso pone de manifiesto algunas diferencias que son reales. Obviamente, la operación contra Osama bin Laden creo tensiones adicionales, pero yo siempre había sido muy claro con Pakistán de que si alguna vez lo encontrábamos (a bin Laden) y se ponía a nuestro alcance no pasaríamos por alto la oportunidad. Creemos que Pakistán reconoce la amenaza para su soberanía que representan los terroristas que están entre ellos, que no hay ninguna razón para que no podamos cooperar a fin de asegurarnos de que tanto los intereses de seguridad de EE.UU. como los de Pakistán y Afganistán, converjan.
Pregunta: ¿Cree que Pakistán tiene que jugar un papel mayor contra el terrorismo?
Respuesta: Pienso que Pakistán siempre ha visto al terrorismo como un problema para otros o ha visto a elementos del Talibán como un factor de compensación en términos de su influencia dentro de Afganistán. Lo que hemos sugerido a Pakistán es que el terrorismo no sólo amenaza más a Pakistán que a otro país, y que no sólo daña las relaciones con sus vecinos y amigos como EE.UU., sino que si se tiene una relación directa que sea constructiva con el gobierno afgano no hay razón para ver al Talibán como un elemento para protegerse de Afganistán. En lugar de eso, ellos deben ver al gobierno afgano como un socio con el que pueden trabajar.
Pregunta: Regresando a Afganistán, ¿cree usted que los aliados europeos deben hacer más? El secretario (de Defensa) Gates, especialmente en las últimas dos semanas, ha sido muy crítico de lo que han estado haciendo los europeos y la OTAN. ¿Pueden o deben ellos hacer más?
Respuesta: Creo que los sacrificios que han hecho en Afganistán nuestros aliados europeos han sido extraordinarios. Se aprecia si uno mira el número de tropas británicas que han sufrido grandes bajas, y si se mira a los franceses, italianos, holandeses, y a todos quienes han sufrido significativas pérdidas en vidas. Muchos de los estados del centro y el este de Europa han tenido bajas sustanciales, y de cierta manera están haciendo más de lo que pueden si se compara su fortaleza militar. Hemos estado muy impresionados con lo que han sido capaces de hacer, Ahora, lo que creo que es cierto es que hay más preguntas acerca de adónde vamos a medida que el rol de la OTAN evoluciona, y a medida que todos nosotros sentimos significativas presiones sobre nuestros presupuestos militares. Pienso que el secretario Gates hablaba menos de la participación europea en Afganistán, que ha sido realmente muy fuerte y sostenida, y más de lo que pensamos acerca de la capacidad y operaciones futuras, y de si Europa va a reconocer que tiene que ser un socio completo con nosotros en las operaciones de la OTAN.
Pregunta: Usted mencionó los presupuestos militares, y estoy seguro de que una de sus consideraciones para la retirada de tropas es el costo de la guerra. ¿En qué medida la actual crisis presupuestaria condiciona su política exterior en términos de lo que EE.UU. puede hacer y lo que no puede hacer?
Respuesta: La verdad es que esas consideraciones no se basaron en cálculos de presupuesto. Se basaron en una estrategia que yo había preparado hace 18 meses, y quería asegurarme de que la respetáramos porque yo hice un compromiso con el pueblo estadounidense de que el reforzamiento militar sólo duraría entre 18 y 24 meses. En primer lugar, se debió al reconocimiento estratégico, de que la única vía para nosotros de tener un Afganistán seguro a largo plazo, es asegurarnos de que los afganos tengan capacidad y que no nosotros no podamos patrullar sus pueblos ni hacer de policías en sus calles. En última instancia, los afganos tienen que hacer eso. Lo que sin duda es cierto es que EE.UU. se ha echado encima una enorme carga financiera, no sólo por la guerra en Afganistán, sino también por la de Irak. Uno de los argumentos que he expresado al hablar a los estadounidenses acerca de esta retirada es que nuestra fortaleza, nuestro poder, siempre se ha basado primero que todo en nuestra propia fortaleza económica y prosperidad. Tenemos que ser más juiciosos en cómo proyectamos nuestro poder. Esa es una buena estrategia. Es buena para nuestra seguridad nacional. También ocurre que es buena para nuestro presupuesto.