Trípoli: ciudad fantasma

Rebeldes chequean un vehículo en un puesto de control en Trípoli.

Un periodista de la Voz de América relata su experiencias mientras se encontraba en Trípoli.

Los rebeldes libios informaron este sábado estar batallando por el control de una vital carretera que conecta con Trípoli después de recuperar un puesto fronterizo con Túnez y tener bajo control la mayor parte de la capital.

También dijeron haber tomado el control de Qasr Ben Ghasher, una villa a unos 2 o 3 kilómetros al este del aeropuerto capitalino, desde donde fuerzas aún leales a Gadhafi lanzaban misiles Grad contra los rebeldes.

Trípoli parece un pueblo fantasma o un escenario de una película de Hollywood sobre el Apocalipsis, según el relato de un periodista de la Voz de América.

En vez de ser una capital con 1,5 millones de personas, la ciudad está vacía, sin gente. Mientras se escuchaban tiros en la distancia, quizá pasaba algún carro o camioneta, de vez en cuando.

Los rebeldes monitorean toda la ciudad con armas y se visten con pantalones cortos y camisetas mientras improvisan bloqueos con cualquier material que encuentren para impedir el paso.

Actualmente, controlan tres cuartos de Trípoli y mientras nos encontrábamos de camino al hotel, el taxista tomó el camino equivocado y terminamos dentro de la base verde y amarilla de Gadhafi, tomada por los rebeldes el pasado martes 23 de agosto (2011).

Las paredes por fuera de la base mostraban huecos por tiros, marcas de quemaduras y evidencia del paso de granadas.

Mientras los rebeldes nos daban una excursión por túneles subterráneos, sicarios en otras partes del recinto bloqueaban ataques rebeldes.

No paraban los rumores que la familia de Gadhafi había sido capturada, pero estos siempre eran falsos.

Se veían cadáveres en las calles, vidrios rotos y decenas de carros abandonados y quemados. Mientras pasaban carteles gigantes con la fotos de Gadhafi, el carro fue rodeado por hombres armados. Luego, un vehículo se movió hacia el taxi; nunca había visto tantas armas automáticas en una sola camioneta.

Cuando vieron la cámara de la Voz de América, alzaron sus brazos ilustrado una “V” de victoria.

Gritaron "Allahu Akhbar", o Dios es grande. Estábamos de camino a nuestro hotel y llegamos a nuestro destino luego de quince bloqueos y quince minutos.

Los rebeldes tenían en la entrada del hotel una nueva alfombra de bienvenida: el retrato de Gadhafi que alguna vez colgó en la pared del vestíbulo.