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Analistas prevén un giro de Biden hacia la “conciliación” en Venezuela


El presidente electo Joe Biden habla Wilmington, Delaware. Noviembre 7, 2020.
El presidente electo Joe Biden habla Wilmington, Delaware. Noviembre 7, 2020.

Expertos estiman que el presidente electo deberá primero reconstruir la política exterior estadounidense tras el gobierno de Trump, hasta con sus aliados. Cuba y su propia crisis serían clave para destrabar el conflicto político en Venezuela.

La política exterior de Joe Biden, presidente electo de Estados Unidos, incluyendo su aproximación a la crisis venezolana, estará marcada por un tono de reconstrucción, menor belicosidad y mayor conciliación que el de su predecesor, Donald Trump, auguran expertos.

Biden, a falta de la confirmación jurídica y legislativa de su triunfo tras los alegatos de fraude de parte de su rival republicano, asumirá la presidencia de Estados Unidos en enero de 2021 con tareas pendientes en su agenda foránea, entre las que resaltan sus nexos con la Unión Europea, el Medio Oriente, los gobiernos de China, Rusia, Irán, Corea del Norte y, por supuesto, Venezuela.

El politólogo y abogado Luis Salamanca no escribe sobre piedra que Venezuela ocupará un puesto privilegiado en la política exterior de Biden.

Estima que el presidente electo del Partido Demócrata deberá solventar previamente los efectos políticos y las “lesiones” que dejó su predecesor tanto dentro como fuera de Estados Unidos.

“Quizá Biden, abrumado por tantos efectos que produjo Trump, se dedique a reconstruir la política exterior con los principales aliados internacionales y le dé a Venezuela menos presencia en su agenda”, comenta a la Voz de América.

A su entender, asuntos como la recomposición de las relaciones con Europa, la reversión de las decisiones de Trump con respecto al cambio climático y su tratamiento a regímenes como el iraní -aliado del gobierno en disputa de Nicolás Maduro- podrían dispersar la atención de Biden en Venezuela.

“Venezuela no está muy clara en el radar. Debe ocupar un espacio (en la política exterior), pero menor”, matiza Salamanca.

Valora que el acento de Biden en Venezuela será distinto al de Trump, a pesar de que existe apoyo bipartidista a la causa democrática del país suramericano. Este respaldo trasciende, a su juicio, al gobierno interino de Juan Guaidó.

“Con Biden, regresa a la política norteamericana el enfoque de la conciliación, la negociación, el consenso, en lugar del enfoque confrontador de Trump”, dice.

Cuba, en el tablero

Sadio Garavini, embajador retirado de Venezuela y doctor en ciencias políticas, menciona que hay quienes esperan una nueva apertura de Biden hacia Cuba, cuyo gobierno es considerado mentor político del poder ejecutivo de Maduro.

La eventual aproximación a Cuba de la nueva política estadounidense pudiera guardar relación con la transición política de Venezuela, menciona Garavini.

“Es un argumento que tiene cierto sentido. Estados Unidos puede poner frente a Cuba los permisos para las remesas, abrir la posibilidad del turismo, si permite que el caso venezolano concluya de una forma democrática”, indica a la VOA.

Trump revirtió la flexibilización hacia Cuba de la administración de Barack Obama, cuyo vicepresidente entre 2008 y 2016 fue el propio Biden.

El presidente republicano refrendó las restricciones económicas a la isla y anuló las aperturas diplomáticas de Estados Unidos de Obama como parte de su lucha “contra la opresión comunista”, según él mismo explicó en uno de sus discursos.

Garavini apunta que el apoyo del chavismo a Cuba ha sido existencial en los últimos 20 años y, ante el “desastre socioeconómico”, el gobierno de la isla podría verse obligado a negociar con los estadounidenses.

Cuba sería de un interés clave en la región, como lo fue en los últimos años de la gestión de Obama y Biden, antes de Trump, cuando el gobierno castrista sirvió de bisagra del acuerdo de paz con la guerrilla colombiana, opina.

Recuerda que ni Obama ni Biden encararon a Maduro como un presidente ilegítimo, una condición que no se materializó sino hasta 2018, cuando el líder chavista impulsó una constituyente que sustituyó de facto al Parlamento y ganó una elección presidencial sin condiciones libres ni transparentes.

El politólogo y docente de la Universidad Central de Venezuela, Pablo Andrés Quintero, cree “probable” que la administración de Biden promueva nuevas conversaciones con actores hasta ahora apartados, como Cuba.

“Los demócratas tuvieron muy buenas relaciones con los cubanos, especialmente en el segundo período de Obama. Puede haber nuevos interlocutores para tratar de negociar algo, sin ceder”, señala.

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Más que un mero deseo

Salamanca expone que, si bien Biden es de “la escuela de Barack Obama”, no significa que aplicará hacia Cuba la misma política de hace cuatro años.

No prevé que Biden desmantele las sanciones económicas contra el madurismo que aplicó la Casa Blanca en los últimos cuatro años, al menos no del todo. Da por sentado, eso sí, que dará un giro a aquella estrategia de Trump.

“Si bien es cierto que puso a Maduro contra las cuerdas, no lo logró derrotar. El solo deseo de un presidente de Estados Unidos, por más primera potencia mundial que sea, no basta para lograr un cambio político en Venezuela”, apunta.

Esa política de reducción de la belicosidad y de abonar la conciliación no significa en ningún caso reconocer la legitimidad de Maduro o restar apoyo a los movimientos opositores de Venezuela, advierte Salamanca.

“Va a cambiar estratégicamente el enfoque de la administración norteamericana. Va a ser de conciliación, negociación, disminución de la belicosidad y la agresividad, sobre todo de las declaraciones”, insiste.

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“No llegó un aliado de Maduro al poder”

José De Bastos, periodista y politólogo en Washington, considera que el presidente electo Biden tendrá un acercamiento más “multilateral”, respecto a su relación con los otros países de la región.

En el caso específico de Venezuela, piensa que sí va a haber un acercamiento. Sin embargo, De Bastos explica a la VOA, que cree que se va a mantener el no reconocimiento a Maduro debido a que su mandato surgió de una elección no reconocida.

“Va a seguir la intención del gobierno estadounidense, ahora con Biden a la cabeza, de buscar un cambio en Venezuela. Creo que no llegó un aliado de (Nicolás) Maduro al poder, ni mucho menos, pero sí va a cambiar mucho la estrategia”, señala el analista.

Por ejemplo, opina que: “si el gobierno de Maduro cede en ciertas cosas, se podría empezar hablar de levantar las sanciones. Se podría mejorar las relaciones bilaterales”.

“Va a haber un poco más de combinación, si se quiere, de esta legendaria frase estadounidense de no solo palos, sino va a haber un poco más de zanahorias”, indica el analista.

De Basto agrega que, de ser el caso, primero debe haber alguna respuesta del gobierno en disputa de Nicolás Maduro; pero no ve, en el corto plazo, ni un levantamiento ni aumento de las sanciones. “No va a haber concesiones, digamos, unilaterales de la Casa Blanca”.

El politólogo considera que en la relación con el actual gobierno interino del país, que encabeza Juan Guaidó, de cara a este nuevo gobierno (de Biden) y a las elecciones parlamentarias convocadas en Venezuela para diciembre, tiene mucho peso el apoyo interno y de otros actores internacionales, como la Unión Europea.

Estima también que hay que esperar para ver si la futura administración Biden-Harris retoma las relaciones con Cuba y cómo lo hace; y, de ser caso, podría ayudar a la causa de Venezuela que el nuevo gobierno estadounidense esté dispuesto a conversar con el gobierno de La Habana.

*Con información de Luisana Solano desde Caracas

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